Después del acto sexual, los
espermatozoides que hay en el esperma deben viajar por el útero para encontrar
el óvulo. El espermatozoide puede moverse dos o 3 milímetros por minuto, pero
su velocidad varía según la acidez del entorno. Cuanto más elevada sea esta
acidez menos velocidad adquirirán los espermatozoides por lo tanto, como las
secreciones vaginales tienen cierta acidez su velocidad irá disminuyendo hasta
que no haya acidez. Los espermatozoides recorren toda la cavidad uterina e
intentan salir del útero por las trompas de Falopio. Muchos espermatozoides
mueren (por la acidez, o porque entran en una trompa equivocada...) y sólo unos
pocos cientos llegan hasta el óvulo.
Cuando llega al óvulo, el
espermatozoide penetra dentro de éste y una vez dentro se desprende su cola,
así que sólo la cabeza llegará dentro del óvulo. Estas dos células se
fusionarán y formarán una célula de 46 cromosomas que se dividirá varias veces.
Una vez producida la fecundación, el huevo irá desde las trompas hasta la
cavidad uterina para implantarse en el útero. Este trayecto dura unos 6 días y
el óvulo se irá dividiendo. Al quinto día la célula se llama blastocisto. A
medida que se implanta en el útero se van separando dos grandes masas celulares:
la que dará a la placenta y la del bebé.