Epidemiologia de la osteoporosis


El valor de la densidad mineral ósea (DMO), expresado en gramos de hueso por centímetro cuadrado (g/cm2), sirve para predecir el estado del hueso. La cuantificación de la DMO se realiza a través de varias técnicas densitométricas indoloras y no invasivas. (BROOKE  2000)

La más usada de estas técnicas es la absorciometría de doble energía (DXA) (del Río, 2004). Esta técnica consiste en un haz de radiación de baja energía, lo disminuye al interaccionar con la materia que atraviesa. La DXA permite medir la DMO de la columna entre las vértebras lumbares 2 y 4 (L2-L4), la DMO del cuello del fémur o la DMO total. Una variación de este método, la pDXA sirve para medir la DMO de la rodilla, los dedos y el antebrazo. Otros métodos para medir la DMO son la tomografía cuantitativa computacional (QCT) y los ultrasonidos cuantitativos (QUS). (HUAS D.  2010)
En 1994, la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante la estandarización de los valores de densidad mineral ósea, definió las siguientes categorías de diagnóstico de la osteoporosis:

Osteopenia: Disminución ligera de la DMO entre 1 y 2,5 desviaciones estándar (DS) respecto a la DMO media de la población del mismo sexo adulta joven y sana (T-score).

Osteoporosis: Disminución de la DMO en más de 2,5 DS respecto a la media de la población del mismo sexo adulta joven y sana (T-score) o en más de 1 DS respecto a la media de la población de la misma edad y del
mismo sexo (Z-score).

Osteoporosis severa: Hablamos de osteoporosis severa cuando un individuo además del hecho de tener osteoporosis ha sufrido una o más fracturas osteoporóticas.
Las fracturas osteoporóticas pueden afectar cualquier parte del esqueleto excepto el cráneo, y son mayoritarias las del antebrazo distal (fractura de Colles), las de las vértebras torácicas y lumbares, y las del fémur proximal (fractura de cadera). (KARLSSON M. 2001)

La predisposición a sufrir fracturas es conocida con el nombre de fragilidad ósea. Los criterios de diagnóstico de la osteoporosis propuestos por la OMS fueron diseñados basándose en la población de mujeres blancas posmenopáusicas, y por tanto deben aplicarse con precaución en otras poblaciones. BROOKE-WAVELL K, PRELEVIC G M, BARTRAM C, GINSBURG J. 2000.