La enfermera está
en posición de invitar al paciente ya su familia a compartir las esperas presentes y sus recuerdos. Puede utilizar diferentes
medios para promover el intercambio entre las dos partes. De igual modo, es
frecuente que ella facilite a la familia el comprender el extremo débil del
enfermo y la inminencia de su muerte. De igual modo, la enfermera puede hacer
que el paciente se sienta respetado y comprendido ante su muerte próxima.
Ella puede explicar a la familia que es normal que los diferentes miembros no reaccionen de la misma forma en este periodo de pérdida y duelo. Los miembros de la familia que, aparte de otros miembros, demuestran una reacción inadecuada ó inadmisible corren el riesgo de sentirse excluidos ó alejados del recorrido familiar, lo que representará una "traba" en su adaptación para la pérdida. Sin las explicaciones y el apoyo de la enfermera, la familia quien rechaza las reacciones de uno de sus miembros, se encuentra en una reacción de doble luto, el de la persona muerta y el de la persona excluida. La enfermera puede favorecer el mantenimiento de equilibrio familiar normalizando las reacciones posibles ante la pérdida y ofreciendo apoyo y de la empatía a cada uno de los seres que sufren al lado del moribundo.[1]
Los cuidados de enfermería dispensados al paciente en fase terminal deben incorporar a miembros de la familia.
Cada familia tiene la necesidad de ser guiado durante el transcurso de
acontecimientos previsibles e imprevisibles, de ver su estilo de funcionamiento
respetado y de ser alentada a exteriorizar la experiencia emocional que ella
vive. Incluido las familias que tienen los mínimos recursos y que viven la muerte de
la manera más trágica que existe y reaccionan positivamente a la escucha ya la
afección. La experiencia de la muerte al "seno" de una familia demora
un amalgama de emociones y momentos muy intensos.
El rol de la
enfermera durante el curso de esta experiencia puede ser muy relevante porque
ella tiene la ocasión de sostener la familia, en realzando los sentimientos de
valorización y de matriz de los miembros ante su experiencia de acompañamiento
de un ser cercano.
Una mejor relación con la familia también favorece el proceso de duelo del
equipo cuidador.
[1] Díaz A, Sanhueza RP, Yaksic BN. (2002)
Riesgos obstétricos en el embarazo adolescente: estudio comparativo de
resultados obstétricos y perinatales con pacientes embarazadas adultas. Revista
Chilena Obstetricia Ginecología.