Efectos de la actividad y el ejercicio físicos en la capacidad funcional


La práctica de ejercicio físico y el mantenimiento de un cierto nivel de actividad física tienen efectos positivos en diferentes aspectos que contribuyen a mejorar la capacidad funcional de la persona. Cabe destacar especialmente los programas que se basan en caminar.

El entrenamiento de la resistencia aeróbica se ha demostrado como herramienta adecuada para mejorar factores como el consumo de oxígeno (VO2), la presión sistólica o la aptitud cardio-respiratoria, factores que facilitan el desarrollo funcional. MORINA S, Ciccarelli A, Cerulli C. (2008)

También en las personas mayores, los efectos de un entrenamiento de moderada intensidad repercuten aumentando la capacidad de resistencia al esfuerzo y disminuyendo el tiempo de recuperación después de hacerlocon lo cual la persona puede realizar actividades (pasear, hacer la cama ...) sin cansarse en exceso.

Hay estudios que indican que la actividad física tiene relación con el aumento de la concentración de colesterol HDL, la presión arterial y la función cardíaca, con el consiguiente efecto cardio-protector (Knight, Birmingham y Mahajan, 1999; Ueno, Moritani, 2003; Mora, Lee, Buring y Ridker, 2006), convirtiéndose en un factor importante para la prevención de la aparición o el empeoramiento de enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, hay indicios de la relación entre la capacidad cardio-respiratoria y la preservación de la función cognitiva. Según el estudio longitudinal realizado por Barnes, Yaffe, Satariano y Tager, (2003), las personas sanas, sin deterioro cognitivo previo y con una aptitud cardiorrespiratoria inferior al inicio del estudio, seis años más tarde muestran un mayor declive cognitivo que las que partían de valores más positivos.

Varios autores hacen referencia a las mejoras en la funcionalidad global de personas mayores sedentarias, frágiles y / o institucionalizadas, indicando que este tipo de personas pueden responder positivamente a un programa de ejercicio.
Las mejoras se perciben en aspectos como la movilidad, la fuerza, la  capacidad para desarrollar las AVD o la deambulación

También se ha demostrado que la participación en un programa de ejercicio puede incrementar de manera importante la actividad física en la vida diaria de las personas mayores (Fujita, Nagatomi, Hozawa, Ohkubo, Sato, Anzai, Sauvaget, Watanabe, Tamagawa y Tsuji, 2003). Este dato es interesante en el sentido que refuerza el papel que puede tener un programa de actividad física en la transmisión a la vida diaria de los hábitos de ejercicio creados y reforzados mediante el trabajo en grupo y organizado.