Diseñar un protocolo de atención dirigido a población
adolescente, implica poner en marcha un proceso que permita establecer
relaciones entre variables determinantes para dicho fin, habría que decir
también que la interrelación de las mismas y sus resultados, proporcionan datos
básicos para la construcción del documento con sus respectivas directrices y
propósitos.
De este
modo, lo que importa observar es que, teniendo en cuenta que las perspectivas
de la salud pública, son la preocupación
por los fenómenos de salud de la colectividad y que los pilares de la atención primaria en salud
son la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, se pueden
replantear los eventos que asiduamente vienen interfiriendo con el desarrollo
saludable de la población adolescente, permitiendo generar propuestas que se
encarguen de dichas acciones.
Es por ello y dada la
incidencia en los últimos años de conductas de ideación y evento suicida, en esta
población del municipio de Capitanejo, se ve la necesidad de abordar el por que
la ocurrencia de estos sucesos. Dentro
de este marco ha de considerarse la búsqueda del fenómeno causal de dicha
situación, teniendo en cuenta la importancia de revisar los factores de riesgo
y desencadenantes de los inicios de estos comportamientos expuestos.
Aunque
es bien claro que la adolescencia es una etapa de transición en el desarrollo,
donde se manifiestan cambios radicales físicos muy relacionados con aspectos
cognitivos conductuales, habría que decir también que el entorno juega papel
importante, puesto que en él se entrelazan circunstancias que no todos asimilan
de la misma manera.
Los
cambios físicos de la adolescencia se suceden en una secuencia que es mucho
más consistente que su duración real,
aunque este orden varía de una persona a otra. Empieza la pubertad, cuando en
un determinado momento biológico, empiezan a jugar importancia las hormonas.
Este momento, al parecer, esta determinado
por la interacción de genes, salud y ambiente. Las hormonas también se
hallan en estrecha relación con las emociones, específicamente con la agresión
de los muchachos, y con la agresión y la depresión en las niñas, algunos
investigadores atribuyen el incremento de las emociones y temperamento de los
comienzos de la adolescencia a ellas, no obstante, debe recordarse que en los
seres humanos las influencias sociales se combinan con las hormonas y, en
ocasiones, predominan. (Papalia- Wendkos, 1999) .
Los trastornos del estado de animo en
concepto son las perturbaciones afectivas lo bastante serias como para
intervenir con la vida normal de alguien; Feldman (1997) señala que todos
experimentamos cambios de animo. En ocasiones estamos felices, tal ves hasta
eufóricos; en otras nos sentimos molestos, tristes o deprimidos. Estos cambios de
ánimo son parte de la vida cotidiana normal. No obstante, en algunas personas
tales cambios de ánimo son tan pronunciados y duraderos que interfieren con su
capacidad de desempeño afectivo. En los casos extremos, ciertos estados de
ánimo, pueden poner en riesgo la vida; en otros, puede provocar que la persona
pierda contacto con la realidad. Situaciones como estas representan los
trastornos del estado de animo: perturbaciones de los estados emocionales lo
suficientemente fuertes como para alterar la vida cotidiana.
Durante
los ataques de depresión mayor las personas experimentan una tristeza tan
profunda que puede provocarles comportamientos suicidas. En el trastorno
bipolar los individuos afectados oscilan desde un estado de manía, en el que se
experimenta una sensación de júbilo y poder, hasta estados de depresión.
(Feldman, 1997).
En
la revista No 6 de atención primaria,
publicado en el 2002, La
depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes. Su repercusión
fundamental sobre la salud es evidente: produce una importante discapacidad y
sufrimiento en las personas que la presentan, está asociada en un alto
porcentaje de casos al suicidio (en un 15-20% de los casos de depresión mayor,
según algunas estimaciones) y genera importantes gastos sanitarios y sociales.