Diagnostico y tratamiento


La mayoría de la información sobre las características del esqueleto se puede obtenerse mediante técnicas no invasivas que permiten la medida de la masa ósea en diferentes regiones con gran precisión y exactitud. La masa de hueso en un lugar determinado del esqueleto es directamente proporcional a su volumen y tamaño, y la densidad del tejido mineralizado contenido en la envoltura del periostio.
La densidad mineral volumétrica media de un hueso (en gramos de hidroxiapatita por cm3) puede ser determinada por tomografía computerizada cuantitativa (TCQ, en inglés QTC).

Esta técnica también permite la medición de la densidad mineral de los compartimentos cortical y trabecular por separado. En la práctica médica habitual pero, se mide la densidad mineral de área o de superficie (DMO en gramos de hidroxiapatita por cm2, BMD), determinada mediante absorciometría dual de rayos X (DXA).

A pesar de ser menos sensible que la QTC, es menos costosa y emite menor radiación. La DMO es directamente proporcional a la fuerza ósea y sigue siendo el parámetro más utilizado tanto como criterio diagnóstico de la enfermedad como para el seguimiento de la ganancia o pérdida de hueso Debido al fuerte efecto d. e la edad, el sexo y la raza sobre los valores crudos de DMO, menudo esta se expresa en la práctica clínica en términos de Z-score y T-score.
El Zscore consiste en expresar el valor de DMO obtenido en desviaciones estándar en relación al valor medio de una población de referencia de la misma edad, sexo y raza. El Tscore, en cambio, se refiere al valor del pico de máxima masa ósea alcanzable en la vida adulta (aproximadamente a los 30 años).

La Organización Mundial de la Salud ha definido la osteoporosis según criterios densitométricos. Se habla de osteopenia cuando los valores de masa ósea se encuentran entre 1 y 2,5 desviaciones estándar por debajo del valor normal medio del pico en mujeres postmenopáusicas, y de osteoporosis cuando estos se encuentran por debajo de 2,5 desviaciones estándar.

En cuanto al tratamiento farmacológico de la osteoporosis, el fármaco ideal sería aquel capaz de aumentar la resistencia ósea, incrementando la DMO y  corrigiendo los defectos microestructurales del hueso, así como de disminuir la incidencia de las fracturas asociadas. Hoy en día todavía estamos lejos de conseguir este fármaco, y las Mestrategias se basan sobre todo en la prevención.

Es importante que el individuo consiga un pico de masa ósea elevado, sobre todo promoviendo hábitos alimentarios y de vida adecuados. Dietas balanceadas ricas en calcio y vitamina D son importantes para lograr este pico, así como evitar el tabaquismo y moderar la ingesta de alcohol (revisado por Bonura, 2009). Sin embargo existe una amplia variedad de opciones terapéuticas para disminuir el riesgo de fracturas osteoporóticas, clasificadas en dos grandes grupos: los agentes anti-resortius (para disminuir la resorción
ósea) y los agentes anabólicos (para promover la formación de hueso),