La descripción de
las competencias requeridas se bases en los propios fundamentos teóricos de enfermería. Sin perder de vista la observación de que
las familias tienen la capacidad de resolver sus propias dificultades y que el
rol de enfermería se limita a apoyar sus esfuerzos. No se pretende sustituir a
las familias para definir lo que más les conviene, pero se cree
profesionalmente hablando, que les aporta una ayuda eficaz, y de apoyo para su
voluntad de cambio. La enfermera debe tener ciertas competencias y habilidades
esenciales. Así como utilizará unas técnicas propiamente profesionales para
dirigirse, evaluar y tratar la familia. Estas abarcan desde un marco conceptual
de evaluación hasta una entrevista terapéutica.[1]
La enfermera ha adquirido unos conocimientos de base necesarios para llevar a cabo una práctica de enfermería en un contexto familiar a fin de realizar de manera adecuada una evaluación de la familia y una intervención junto a esta. Insiste en que además debe tener unas habilidades elementales que exigen la conducción de la entrevista terapéutica con la familia.
La enfermera ha adquirido unos conocimientos de base necesarios para llevar a cabo una práctica de enfermería en un contexto familiar a fin de realizar de manera adecuada una evaluación de la familia y una intervención junto a esta. Insiste en que además debe tener unas habilidades elementales que exigen la conducción de la entrevista terapéutica con la familia.
Hemos visto multiplicarse de manera espectacular en los últimos 20 años, las obras de referencia evocados teniendo en cuenta la familia. Y es bien entendido, que la constitución genética y el perfil de interacción cercano a cada enfermera, aporta una dimensión personal a sus habilidades.[2]
Para finalizar,
añadir que la competencia de la enfermera que está al lado de una familia con
un problema de salud, y que le hace el seguimiento, influye directamente sobre
el proceso del tratamiento.
Según la Unidad de
cuidados de enfermería a la familia, de la Universidad de Calgary, es útil
hacer un seguimiento, evaluando a los estudiantes los diferentes grados de
adquisición de habilidades clínicas necesarias para su práctica profesional.