Sintomatologia depresiva en niños entre 3 y 6 años

A la hora de evaluar la depresión mayor entre los 3-6 años, encontramos un abanico de síntomas que se pueden presentar durante el episodio depresivo. Como se ha expuesto, la referencia sintomatológica para estas edades viene determinada por la sintomatología observada en el adulto con depresión. Sin embargo, encontramos estudios que especifican una expresión y relevancia sintomatológica más propia del niño preescolar. Jellinek y Snyder, (1998) destacan la importancia de la variabilidad expresiva de los síntomas en función del nivel madurativo del niño.
 
En preescolares se suelen presentar más síntomas somáticos, deficiencia en la autoestima y expresión facial triste, además de la irritabilidad y retraimiento social. En otros estudios se ha observado que los niños entre 3 y 6 años diagnosticados de depresión mayor, no suelen presentar anhedonia, pero si la tristeza, pérdida de apetito, cambios del sueño, cansancio y síntomas somáticos. (Kashani y Ray, 1987).
En estudios recientes se destaca en los niños preescolares con depresión mayor, el papel de los signos vegetativos como la alteración en la alimentación, en el peso, en el sueño y pérdida de energía. La estabilidad en el tiempo de estos y otros síntomas es también un factor relevante en esta edad. (Luby et al. 2002) Domènech (1989, 1999) destaca como síntomas más relevantes en la edad preescolar: la cara triste, el retraimiento social, la inhibición conductual y la somatización. Esta recopilación actualizado junto al de Méndez (1998), nos permite diferenciar una sintomatología y expresividad más adaptada al niño preescolar con depresión mayor:
Humor disfórico expresado por medio de una cara triste, indiferente y inexpresiva; el niño llora sin motivo. Presenta una variabilidad en el humor acentuada. Por otro lado también se ha descrito la posibilidad de presentar irritabilidad, labilidad afectiva, y agresividad, sustituyendo el humor triste (Canales, Domènech 1990) (Kashani, Holcomb, Orvaschel, 1986).
 
Retraimiento social. Se puede observar que habla y juega poco con los otros niños. Rechaza el contacto. Le cuesta relacionarse con otros niños y adultos.
Aburrimiento-Cuando realiza una tarea o juega no goza y no tiene iniciativa para llevar a cabo otro juego o actividad.
Cansancio. El niño está cansado. Lo podemos observar mucho rato acostado en el sofá, cuando pinta se cansa enseguida .. El cansancio que presenta no viene explicado por la actividad que ha estado realizando a lo largo del día.
Alteraciones en la alimentación. Generalmente suele tener poco apetito y puede presentar un descenso en el peso o éste no aumenta de acuerdo con la curva pediátrica. Se puede encontrar también algunos casos que presentan un aumento de la ingesta.
 
Alteraciones del sueño. El niño duerme mal, le suele costar coger el sueño y puede tener pesadillas o / y terrores nocturnos. A veces se despierta a media noche.
Autoestima baja-Se siente inferior a los demás, "tonto". Se preocupa por el castigo y el fracaso ante todo lo que hace.
Somatizaciones. El niño se queja de dolor físico en las piernas, barriga, cabeza ... Lopez-Ibor (1997) habla de la depresión enmascarada en niños de 5-15a en el que los síntomas somáticos están en un primer plano y los psicopatológicos en un segundo. Se suelen presentar dolor, mareo, vértigo, síntomas neurológicos (acatisia, piernas inquietas) y síntomas psicosomáticos (gastrointestinales, respiratorios, de la piel ...).
Inhibición conductual. Hace referencia a una activación del nivel  baja, especialmente ante desconocidos. Se cree que la inhibición conductual es un síntoma muy importante para detectar depresión y ansiedad en edad preescolar. Biederman, Rosembaum, Hirshfield et al (1990) además relacionan la conducta inhibida con el riesgo a desarrollar trastornos de ansiedad en la infancia o aislamiento social a los 5 años. Se ha relacionado también, la presencia de esta conducta con un estilo educativo familiar basado en la crítica (Hirshfel D et al, 1997). Últimamente se ha publicado una revisión de instrumentos para su evaluación (Ballespí, Jané, 2002)
Aunque no es muy frecuente en estas edades, el niño deprimido puede presentar ideación mórbida y suicida. Se puede observar a través de los dibujos reiterativos sobre la muerte, expresiones verbales o autoagresiones. Hay pocos estudios sobre suicidio en preescolares. En el trabajo de Rosenthal y Rosenthal (1984) se comparó 16 preescolares que intentar suicidarse y 16 con problemas de conducta no suicidas. El 56% del grupo suicida tenía síntomas depresivos y la mayoría eran agresivos. Todos los niños suicidas tenían un trastorno de la vinculación.
Algunos autores (Pfeffer C, Trad P, 1988), creen que el concepto de muerte no se forma hasta llegar a los 10 años y por eso no se puede hablar de suicidio en edades anteriores. Otros autores han observado que niños con 8 años de edad tienen la misma percepción de muerte que el adulto, independientemente de presentar ideación suicida o no. (Viñas, Domènech- Llaberia, 1999). Rosenthal P y Rosenthal S, (1984) diferenciaron varias causas en el suicidio infantil. Los niños que se quieren suicidar por autocastigo o forma de escapar, no creen que la muerte sea reversible. Mientras que las otras posibles causas como es la de reunirse con una figura importante o cambio de situación, el niño tiene el concepto de que la muerte es reversible, es dijo como si fuera una separación temporal del entorno.
 
Pfeffer C, Trad P (1988) no recogen ninguna muerte por suicidio por debajo de 5 años. Los casos descritos en otros estudios, a pesar tenían el humor triste, no hay ningún niño con trastorno depresivo. La mayoría tenían un trastorno de ansiedad y de conducta. Generalmente estos pensamientos se suelen relacionar con alteraciones familiares importantes, como el intento de suicidio de los padres, la presencia en uno o ambos padres de un trastorno depresivo y / o de abuso de sustancias.
Como se puede ver muchos de estos síntomas no están incluidos en los criterios diagnósticos para depresión mayor del DSM-IV (APA, 1995). De ahí la importancia de adaptar unos criterios específicos para esta edad. Para hacer el diagnóstico de depresión mayor no es suficiente presentar algunos de estos síntomas mencionados. El diagnóstico está también en función de la duración del episodio, la falta de relación de estos síntomas con una pérdida o reacción de duelo y por la dificultad para rendir y actuar en diferentes niveles (escolar, social, familiar ...).
 
 
FUENTE:
ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN MAYOR EN NIÑOS DE 3-6 AÑOS. Ester Plan y Colomer. 2003