Diagnostico de depresion en niños

Sufrir una depresión conlleva una afectación importante y discapacitante en varias áreas como son el área escolar, familiar, social y adaptativa. Las repercusiones de la depresión, no sólo se dan de forma inmediata sino que se ha observado unos efectos a largo plazo. La depresión puede afectar al desarrollo del niño, puede tener unas consecuencias graves como el riesgo de suicidio (25-34% niños y adolescentes) y puede sensibilizar a futuros trastornos afectivos (ej: la recurrencia del trastorno depresivo después de 3 años y la relación también con los trastornos de ansiedad, distimia, trastornos bipolares o abuso de sustancias). Por eso hablamos de la continuidad de los diagnósticos. La continuidad no sólo se puede dar entre psicopatologías sino también entre presentar unos determinados rasgos de personalidad y desarrollar unas psicopatologías concretas.
El riesgo a continuar desarrollando trastornos en la infancia ya la edad adulta, está cada vez más patente (Rutter, 1995; Prosser y Mc Ardle, 1996). Esta continuidad no siempre se da dentro de la misma línea de trastornos. Por ejemplo un 20% de niños preescolares tienen problemas externalizados, con mayor predominio del sexo masculino. (Pianta y Caldwell, 1990). Estos tipos de problemas se han relacionado con un mayor riesgo a desarrollar trastornos emocionales, de conducta, rechazo de los compañeros, delincuencia, problemas en la escuela y en el aprendizaje en la adolescencia (Vitara, Tremblay, Gagnon, 1994).
 
En niños estos problemas externalizados se relacionan también con una tendencia a no tolerar la frustración y en niñas con presentar conductas internalizadas. Beitchman, Wekerle y Hood (1987) hicieron un estudio para demostrar la continuidad los diagnósticos en edad preescolar. En una muestra clínica, un 90% presentaban un diagnóstico del DSM. Después de 5 años un 69% seguían presentando un trastorno generalmente similar al que presentaba primero. Los diagnósticos observados más estables son el retraso del desarrollo y déficit de atención con hiperactividad.En cuanto a los trastornos emocionales un 29% tenían continuidad a lo largo de su vida. En relación a los rasgos de temperamento, se ha visto que la ansiedad y depresión que presentan los niños a los 7 años se puede predecir por una alta emocionabilidad entre el año y los dos años y durante la etapa de educación infantil (3-6a). (Rende R 1993). La continuidad diagnóstica se puede observar también cuando se presenta alguno de los síntomas depresivos básicos mencionados en el anterior apartado. Se ha observado (Stang C, Mac Donald V, McConaughy, Achenbach T, 1996) que los niños con retraimiento social tienen un alto riesgo de presentar problemas somáticos, ansiedad / depresión, problemas sociales, de pensamiento, de atención y conducta agresiva, a lo largo de su vida.
 
Los autores concluyen que el retraimiento y los problemas sociales son buenos pronosticadores de otros síndromes. Por lo tanto el hecho de presentar una alteración psicopatológica en los primeros años de vida, aumenta el riesgo de presentar a otros a lo largo de su desarrollo. A la vez se ha observado que presentar una psicopatología aumenta el riesgo a presentar otra, la comorbilidad. Jellineck y Snyder (1998) consideran que casi un 70% de niños con depresión tienen a la vez otro trastorno psiquiátrico. Lo difícil es determinar qué trastorno es primario y cuál secundario, en especial en edad preescolar. En niñas entre los tres y cinco años afectadas con ansiedad y depresión, se ha observado una correlación positiva con presentar dificultades sociales. (Rende, 1993)
 
FUENTE:
ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN MAYOR EN NIÑOS DE 3-6 AÑOS. Ester Plan y Colomer. 2003