Martin Seligman, la indefensión aprendida y la atribución causal

En su libro 'Indefensión' (1975), Marin EP Seligman (1942) estudió el tema de la indefensión aprendida ', uno de los mecanismos que pueden provocar una situación de pesimismo crónico en los individuos. Muy en resumen, se llama indefensión aprendida aquella en la que un individuo llega por él solo a la conclusión de que "no hay nada que hacer ' porque, 'pase lo que pase, todo irá mal', derrumbándose cada fin más.
 
Harto y harto de que 'todo salga mal', el individuo se derrota solo, sin necesidad de que le venza nadie, negándose incluso a intentar ningún cambio a mejor cuando dispone de las condiciones para intentarlo. Es una de las causas de la depresión. Personas que fracasaron en la escuela pueden creer durante el resto de su vida que no sirven para estudiar. Niños no queridos o tenidos de menos por su madre pueden interiorizar que son unos inútiles totales. Criaturas tenidas por cabezas de estopa el patio de un cole? colegio lo sufrirán para siempre (y cuando dicen que 'no piensan en nada ', a menudo los devuelve alguna mala experiencia).
 
Gente con una mala experiencia laboral malviven en trabajos muy por debajo de su cualificación por miedo a un nuevo fracaso, etc. Estos individuos serían víctimas de una indefensión aprendida '. Seligman (Presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología en 1998 y un los veinte psicólogos más citados del siglo 20 en publicaciones profesionales), se dedicó a torturar perros y otros animales, provocándoles esta indefensión.
 
En uno de los experimentos más conocidos que diseñó, administraban descargas eléctricas en dos perros: uno tenía en su jaula una palanca para detener las descargas con el morro y el otro no. La descarga se aplicaba al mismo tiempo, duraba exactamente igual en ambos animales, tenía la misma intensidad y detenía para ambos cuando el primero cortaba la electricidad. Pero el efecto psicológicoera diferente en ambos casos. Mientras el primero (el llamado individuo escapable) mostraba un ánimo relativamente normal, el otro (lo que no podía escapar, ni modificar los acontecimientos) restaba amedrentado, impotente, sin control.
 
Cuando se procedía a cambiar los perros de jaula, y el perro acobardado tenía la posibilidad de acceder a la palanca, era perfectamente incapaz de usarla; le faltaba capacidad para darse cuenta de que podía impedir su situación y recibía descargas sin ser capaz de hacer nada para impedirlo. Simplemente, había interiorizado su papel de asno de los golpes.
 
En situación de depresión por acción de algún estresor crónico no vemos salida a la nuestra situación. El depresivo considera que la depresión es responsabilidad suya y que, además, se quedará aquí para siempre. No sólo estamos mal, sino que no encontramos ninguna manera de cambiar. Nuestra intención de cambio está bloqueada por recuerdo de las malas experiencias sufridas en el pasado y creemos no poder hacer nada para impedirlo. Cuando una y otra fracasamos, nos damos la culpa a nosotros mismos y no a la circunstancia o el individuo que nos lo ha provocado.
 
La indefensión aprendida '(IA) consiste en la falta de convicción en la eficacia de la propia conducta para cambiar la marcha de las cosas o para conseguir un objetivo, debido a que el individuo ha interiorizado las propias carencias y, en especial, la propia falta de control. En una situación de I.A. se producen tres tipos de déficits:
 
1. Déficit motivacional: pasividad, incapacidad para iniciar una nueva conducta.2. Déficit cognitivo: incapacidad para aprender cosas nuevas o para iniciar nuevasexperiencias.3. Déficit emocional: después de una experiencia incontrolable se producen sentimientos de indefensión, impotencia, frustración, depresión ...
 
En 1978, Abramson, Teasdale y el mismo Seligman le reelaborarla y de hecho, ampliaron-la teoría, preguntando a los sujetos que estaban en situación de indefensión aprendida sobre la atribución o explicación causal que ellos hacían de su situación. Una atribución 'es la causa percibida de un hecho. Es decir, la atribución puede ser perfectamente irreal o fantasiosa pero lo importante es que un individuo se la crea y la interiorice.
 
Seligman mismo ha explicado que cuando en una conferencia en Oxford, el psiquiatra Teasdale le preguntó a qué atribuía el hecho de que una tercera parte de los individuos fueran incapaces de deprimirse, no tuvo una buena respuesta a esta cuestión. Así comenzó la segunda etapa de sus investigaciones, que presenta el tema de una manera diferente.
 
La tesis de la atribución que defienden estos tres psicólogos vendría a decir que, por regla general, los individuos prefieren las explicaciones disposicionales a las situacionales. En resumen, las personas prefieren creer que las cosas que me pasan 'son culpa mía 'y' me pasan porque soy así 'que no atribuirlas a situaciones pasajeras o circunstanciales. Subestimamos la influencia de la situación y, en cambio, sobreestimar la importancia de nuestra influencia disposicional.
 
Incluso cuando el propio individuo atribuye un fracaso en situaciones pasajeras (he suspendido porque no he estudiado o porque estaba constipado '), los observadores externos tiende a dar explicaciones disposicionales o caracteriales (el profesor cuando te suspende tiende a pensar que el alumno 'es burro y no hay nada que hacer'). 'El estilo atributivo '(la circunstancia o causa a la que atribuimos nuestro éxito o nuestro fracaso) es central en el pronóstico del éxito o el fracaso de una acción y explica muchos casos de depresión.
 
Un estilo atributivo pesimista complica el pronóstico, mientras un estilo atributivo optimista lo facilita. La persona de estilo atributivo pesimista falta de habilidades sociales y eso le ayuda a fracasar, mientras que-en cambio-la persona de estilo atributivo optimista tiene mucha habilidad social y esto le ayuda a triunfar. En esta situación, Abramson, Teasdale y Seligman teoriza que hay en los individuos dos tipos de dimensiones diferentes: interna (personal) y externa (social, ambiental).
 
1. En la dimensión interna (disposicional) creemos que un resultado se debe a nosotros mismos. Si creo que soy bueno me parecerá perfectamente lógico ganar, pero si creo que soy un patas 'interioritzaré que merezco perder.

2. En la dimensión externa (situacional), la persona atribuye su situación a el azar, a problemas y circunstancias que puedo superar, etc. Mientras lo que ocurre en la dimensión interna no puede cambiar ('soy así'), lo que ocurre en la dimensión externa puedo transformar ('estaba enfermo, cuando me encuentre bien ya estudiaré '). El verano atributivo pesimista lo atribuye todo a la dimensión global interna y estable, mientras que el estilo atributivo optimista, en cambio, a remite a la dimensión específica, externa e inestable. Quien cree que suspende matemáticas porque es un asno, cree saber también que no nunca se puede dejar de ser un asno y, por tanto, tiene mala pieza en el telar. Quien cree que suspende matemáticas porque en una evaluación no ha trabajado lo suficiente puede rectificar y superarlas.
Tanto la dimensión interna como la externa pueden ser 'globales' o 'específicas', 'estables' o 'inestables'.
 
. - Situación global es aquella en que el resultado de una acción o de una tarea se generaliza como si siempre inexorablemente tuviera que repetir.. - Situación específica es la que sólo ocurre una vez o poco a menudo, de forma que un fracaso no repercute en la persona.. - Situación estable es la que imaginamos que nunca cambiará.. - Situación inestable es aquella en la que el éxito o el fracaso futuro de una acción depende de tantos factores que es imprevisible.
Una situación que atribuimos a problemas internos, globales y estables, no tiene remedio y equivale a una condena eterna ('nunca me amará nadie', dice la solterona crónica), mientras que una situación externa, específica e inestable se puede resolver con más o menos facilidad ('Pedro es un despistado y por eso pasa de mí', dice la chica triunfadora). La atribución determinará si una situación tiene remedio, o si no lo tiene.
Parecería, pues, que el pesimista 'se amarga la vida' y tiende por sí solo a la depresión. Pero hay que matizarlo: en experimentar con sujetos pesimistas y optimistas sometidos a situaciones que requieren especial atención y mucha concentración mental, Alloy y Abramson descubrieron que los depresivos y pesimistas están más atentos que los optimistas. El exceso de optimismo engaña sobre las propias limitaciones y, por ello, en general las personas un poco-atención, sólo un poco! - pesimistas, son más interesantes y más aptos para entender matizaciones de las cosas, mientras el típico optimista tiende a ser bobo.
La periodista Jane Mayer en The Dark Side: The Inside Story of How the War on Terror Turnedó into a War on American Ideales '(2008) afirmó tener pruebas de que torturadores de la CIA han sido formados en seminarios de tortura psicológica en la que se aplica la teoría de Seligman para lograr sembrar la impotencia y el autoodio en individuos torturados. Las técnicas de Seligman han sido también divulgadas en seminarios con periodistas políticos españoles por la Fundación FAES (2006) por enseñar a provocar estados de pesimismo y autoodio a través de la manipulación de informaciones periodísticas, logrando divulgar la creencia de que determinadas situaciones no tienen ni pueden tener nunca ningún remedio.
 
Fuente: alcoberro.info