La migraña es un trastorno neurológico primario con más frecuencia en la
población. Se caracteriza generalmente por episodios recurrentes e
incapacitantes de mal de cabeza de naturaleza pulsativa, distribución
unilateral, intensidad moderada o severa que empeora con el movimiento y que
puede ir acompañada de fotofobia, fono fobia, náuseas y/o vómitos. Acompañado a
las migrañas algunos pacientes presenta un fenómeno anormal que consiste en
alteraciones neurológicas transitorias, en la mayoría de casos sensitiva o
visual.
El paciente puede presentar diferentes episodios a lo largo de su vida, iniciándose en su la
etapa de niñez y adolescencia, objeto de estudio de la presente investigación.
Alguno de ellos puede presentar síntomas premonitorios durante las horas
anteriores al desarrollo del episodio o uno o dos días antes de la crisis.
En este sentido, se han identificado diferentes factores desencadenantes
de la aparición de episodios en las migrañas como son: sustancias químicas
(medicamentos, edulcorantes, cafeína, etc), algunos tipos de alimentos
(chocolate, cítricos, etc.), condiciones físicas (cansancio, ejercicio excesivo,
etc.). Posteriormente al episodio de migraña, el paciente pediátrico
normalmente experimenta una mejora significativa en la que se pueden presentar
como dificultades cognitivas, cambio de humor, debilidad.
En términos generales, se puede afirmar que la migraña es una de las cefaleas más
frecuentes e incapacitantes, afectando hasta el 8% de los hombres y 20% de
mujeres. Se han localizado varios loci responsables de formas monogénicas
dominantes raras, pero sólo se han identificado mutaciones en cuatro genes
(CACNA1A, ATP1A2, SCN1A y EAAT1), casi todos implicados en el transporte de
iones a través de las membranas neuronales. Además, en los últimos años se han
llevado a cabo diversos estudios de asociación en formas multifactoriales de
migraña, causadas por la interacción entre poligenes y factores ambientales, que
han señalado algunos genes de susceptibilidad.
La problemática se presenta por la
ausencia de marcadores biológicos e inequívocos para este trastorno, y la
presentación aleatoria del episodio, el diagnóstico clínico se basa en
criterios subjetivos explicativos del paciente.
En relación a la migraña en niños y
adolescentes, la prevalencia se encuentra entre el 37% y 51% para niños menores
de 7 años y entre el 57% y el 82% entre los 7 y 15 años. Como se observa esta
prevalencia tan alta convierte la migraña en un claro problema para la atención
primaria, masificando los pacientes que acuden a los consultorios presentado
cuadros de cefalea. Por otra parte, y sumado a la problemática plateada, la migraña
ocasiona disminución del rendimiento físico y mental del niño y adolescente,
afectando su rendimiento académico, y por tanto su desarrollo humano.
Aproximadamente
en el 10% de los niños con migraña se encontró que habían perdido uno o más
días de escuela por un periodo de dos semanas y cerca del 1% perdió cuatro
días. Además de ausentarse en la escuela
los niños con cefalea han reportado que presentan disminución en las
habilidades para realizar actividades usuales (estudiar, interacción con los
amigos, prácticas de deporte) impactando directamente sobre la calidad de vida.
En relación al concepto de calidad de vida, se adoptará el término de la OMS
definido como "la percepción que un individuo tiene de
su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de
valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus
normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto que está influido por la salud
física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus
relaciones sociales, así como su relación con
su entorno"
Otros conceptos
que se deben estimar son el “tiempo de vida saludable perdido” y “carga de la
enfermedad”. El
Tiempo de Vida Saludable Perdido
(TVSP) es un método de cuantificación de la Carga de la Enfermedad , que utiliza
las ponderaciones que la metodología AVISA (DALY en inglés) asigna a las discapacidades temporales, permanentes
y las muertes prematuras que un padecimiento produce en la carga de una
enfermedad. A diferencia de esta, no necesita tecnología costosa, es flexible en cuanto a los periodos de
estudio y no requiere estadísticas médicas perfectas.
El término “carga de la enfermedad” hace
referencia a un complejo conceptual que engloba medidas de vigilancia
epidemiológica con amplia aplicación en economía de la salud. Es la
cuantificación de la pérdida de salud de
una población, impuesta por la mortalidad prematura y la discapacidad debida a
una causa determinada, en un periodo de tiempo específico.
La discapacidad es un proceso dinámico
que fluctúa en extensión y severidad a lo largo de la vida y puede limitar o no
la capacidad para trabajar y vivir de forma independiente. Debe ser vista
además, como un fenómeno socioeconómico ya que representa en términos
económicos la capacidad de producir.
En la actualidad los métodos más
utilizados para determinar esta carga de la enfermedad y su impacto en
económico son QALYs y DALYs, a continuación analizaremos más en profundidad
estos métodos.
QALYs
es una medición
estimada, que está reconocida
internacionalmente y que se utiliza con frecuencia en el sector de la
salud. La medición QALY combina tanto la calidad como la cantidad, donde un año
de esperanza de vida con perfecta salud equivale a 1. Si un año de vida no es
tan perfecto, equivale a un valor entre 0 y 1, dependiendo de la calidad de ese
año vivido. La muerte toma un valor de 0.
En un estudio
reciente realizado en escolares norteamericanos se informa que más de 20% de
los adolescentes refiere tener cefaleas al menos 1 vez por semana y 11% de las
mujeres y 35% de los varones refiere cefalea diaria. Los niños con cefalea pierden el doble de
días de escuela por año (7.8 días/año).
Aproximadamente
31% de los individuos jaquecosos participantes del “American Migraine study II”
refirieron perder al menos un día de trabajo o escuela en un periodo de 3 meses
a causa de la migraña y más de la mitad indicaba que su productividad escolar o
laboral se reducía al menos 50%.
En realidad esto
impacta en el funcionamiento escolar pero faltan otros elementos para hablar de
calidad de vida, y de lo laboral (aplicado para adultos) le sugiero acotarlo en
el párrafo siguiente:
Este impacto en
la calidad de vida y en el funcionamiento escolar y laboral son corroborados
por otros estudios que hacen énfasis en los costos individuales y sociales
derivados de la cefalea lo que hace relevante el diagnóstico exacto y
tratamiento efectivo de este trastorno.
En el área
médica el enfoque de calidad de vida se limita a la relacionada con la
salud. Este término permite,
distinguirla de otros factores y está principalmente relacionado con la propia
enfermedad o con los efectos del tratamiento. La práctica médica tiene como meta preservar
la calidad de vida a través de la prevención y el tratamiento de las
enfermedades. En este sentido, las
personas con enfermedad crónica requieren evaluaciones con relación a la
mejoría o al deterioro de su estado funcional y de su calidad de vida.
En la
actualidad, las consecuencias de cefalea entre los niños incluyen dificultades
para dormir, cansancio inusual, enfermedades en viajes, enfermedad crónica,
dificultades en la concentración. La personalidad presenta
características especiales dentro de las que se han notado rigidez emocional,
tendencia a interiorizar los sentimientos, depresión, ansiedad, baja
motivación, so matización, pesimismo, e hiperactividad; además puede
presentarse situaciones de estrés en la familia o en la escuela.
De acuerdo a las
clasificaciones Internacionales de la cefalea, la migraña y la cefalea
tensional constituyen el 70% de las afecciones de este tipo en la infancia, lo
que revela la importancia de que se logre un diagnóstico adecuado y oportuno. La cefalea tiene un gran impacto en el
desarrollo de la vida diaria del niño debido a la disminución de la calidad de
vida ocasionada por el dolor, el ausentismo escolar, reducción en su desarrollo
personal, en las interacciones familiares y en la socialización con otras
personas y la ansiedad que genera en su entorno familiar ante la sospecha de
una enfermedad grave.