El trastorno de pánico con o sin agorafobia

Se caracteriza por la aparición de crisis de angustia (panic attack) de forma repetida, espontánea e inesperada, generalmente de duración breve. Las crisis tienen un inicio brusco, con incremento de la intensidad de los síntomas en los primeros minutos, y se resuelven espontáneamente en menos de una hora. Casi siempre comienzan sin un desencadenante externo.
 
Durante el período de intercrisis el paciente experimenta ansiedad anticipatoria ante la posibilidad de sufrir otra crisis. La ansiedad a menudo se acompaña de sensación de peligro inminente, por miedo a perder el control, de volverse loco o de morir. Los síntomas más frecuentes son: palpitaciones, escalofríos, temblores, sacudidas, dificultad respiratoria, dolor torácico, mareo, inestabilidad, irritabilidad, parestesias, náuseas o molestias abdominales. Puede acompañarse o no de agorafobia. En la agorafobia el paciente tiene miedo de encontrarse en una situación de la cual no podrá escapar ni recibir ayuda (por ejemplo, miedo a estar solo fuera de casa y de viajar en transportes públicos).
En el trastorno de pánico establecido, se recomienda iniciar el tratamiento y mantenerlo temporalmente. La mayoría de los pacientes con trastornos de pánico mejoran notablemente con tratamiento psicofarmacológico y psicoterápico.
Abordaje psicoterapéutico - Se entiende como tal el conjunto de medidas orientadas a facilitar la relación entre el profesional y el paciente, así como la información esencial y el consejo específico que debe transmitir al paciente y en la familia. Un componente esencial del tratamiento es la información sobre el origen y las características del trastorno, desdramatizar el carácter de cronicidad y dar a conocer al paciente que hay tratamientos eficaces. Hay que recomendarle medidas de control, como las diez reglas para afrontar el pánico. También hay que insistir en la importancia de evitar la hiperventilación, dado que agrava los síntomas.
 
Tratamiento farmacológico - Los casos leves y moderados pueden ser tratados eficazmente a la APS. El tratamiento de elección son los fármacos antidepresivos (AD), dado que tienen un efecto antipánico específico, independiente de la acción antidepresiva. La elección de la AD más adecuado en la atención primaria dependerá fundamentalmente de la eficacia probada, los efectos secundarios y de la tolerancia del paciente. Teniendo en cuenta estos factores, se recomiendan los inhibidores selectivos de la recaudación de serotomina (ISRS) como fármacos de primera elección en el tratamiento del trastorno de pánico (Boyer W, 1995 Int.. Clin. Psychopharmacol).
 
El tratamiento se inicia introduciendo la AD más lentamente que en la depresión, para minimizar la ansiedad inicial. Después de una semana de haber iniciado el tratamiento, se incrementa la dosis hasta los niveles terapéuticos eficaces. Los AD tienen una latencia de respuesta de dos a seis semanas. El objetivo es conseguir la estabilidad clínica de los pacientes ansiosos durante meses o años con reducción o eliminación completa de las crisis de pánico y disminución o control de la ansiedad anticipatoria y los síntomas depresivos, si los hubiere. Este tratamiento de mantenimiento debe durar de 6 a 12 meses, tras los cuales se debe retirar de forma gradual para evitar la reagudización del trastorno.
 
 
FUENTE:
Recomendaciones para la atención a los problemas de salud mental más frecuentes en la atención primaria de salud. Servicio Catalán de la Salud.