Sindrome de compresion aorta-cava


Es el fenómeno hemodinámico más trascendente en la analgesia obstétrica. Se produce en el 100% de gestantes a partir de la semana 20 cuando se colocan en decúbito supino. Se debe a la compresión que ejerce el útero gravídico sobre la vena cava inferior produciendo una disminución del retorno venoso.

La disminución de la precarga provoca una disminución del CC (Hasta el 30-50%) produciendo hipotensión que se acompaña de bradicardia de origen vagal con palidez, sudoración, náuseas y vómitos; estos síntomas sólo se manifiestan en el 10% de las gestantes debido a que, habitualmente se ponen en marcha mecanismos compensadores.

En primer lugar se da una vasoconstricción reactiva, y luego un desvío de la circulación hacia los plexos vertebrales y peridurales, llegando a la vena cava superior a través de la vena ácigos. Diversos estudios demuestran que a pesar de la TA sea normal, el flujo intervellós se encuentra disminuido un 20% comprometiendo el bienestar fetal.

Por este motivo es conveniente que durante el manejo anestésico o en maniobras de reanimación las gestantes se dispongan siempre en decúbito lateral. Por otra parte, se produce un aumento de la presión venosa que favorece el estasis sanguíneo en las extremidades inferiores y la aparición de edema, varices y el riesgo de trombosis venosa, ya potenciado por el estado de hipercoagulabilidad propio de la embarazada.

La compresión de la Aorta a nivel de L3-L5 que acompaña a la compresión de la vena cava provoca un estado hiperdinámico con vasoconstricción reactiva por encima de la obstrucción y un estado hipo dinámico por debajo de ésta. La consecuencia es un estado hipertensivo que proporciona una falsa sensación de bienestar en la madre, mientras que el aporte sanguíneo al útero se encuentra disminuido, la hipotensión es la principal causa de disminución del flujo uterino.

La compresión aorto-cava es una causa importante y previsible de sufrimiento fetal. La combinación de hipotensión materna, aumento de la presión venosa uterina y hipoperfusión arterial uterina puede comprometer el flujo sanguíneo uteroplacentaria y como resultado hipoxia fetal. Si además se añade el efecto hipotensor que pueden tener los fármacos anestésicos o las técnicas locorregional que producen bloqueo simpático, anulando los mecanismos compensadores, el efecto puede ser más importante y de graves consecuencias para el feto. Es por ello que se ha de evitar el decúbito supino desde la semana 24, colocando a la gestante en decúbito lateral izquierdo.
Hay que tener en cuenta, ante una técnica locorregional y debido al aumento de volumen de los vasos peridurales que contribuyen a la circulación colateral, que el espacio peridural se encuentra reducido, por lo que el volumen de anestésico local requerido es menor, y que las venas peridurales, dilatadas,
suponen mayor riesgo de ser canalizadas por un catéter.

Tomada de Maite Ezpeleta Valls. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL EMBARAZO. ANESTESIA EN LA GESTANTE PARA CIRUGÍA NO OBSTÉTRICA