Se dan
numerosos cambios para poder atender el aumento de necesidades metabólicas maternas,
otros cambios responden al crecimiento uterino. El volumen sanguíneo circulante aumenta cerca del 35% a expensas,
fundamentalmente, del volumen plasmático (45%). Este incremento de la volemia
(de 60-65ml/kg a 80-85ml/kg) se correlaciona con el aumento de peso en la
gestante, y afecta sobre todo al agua y electrolitos induciendo un descenso de la concentración de proteínas totales, hipoalbuminemia y
disminución de la presión oncótica.
También
contribuye al incremento de volumen eritrocitario pero en menor medida (15 – 20%);
este incremento diferencial determina un efecto de hemodilución con descenso del
hematocrito y hemoglobina, conocido como anemia fisiológica de la gestante. El
incremento de la volemia permite tolerar sin problemas la pérdida sanguínea que
se producirá en el parto vaginal (300-500ml) o en la cesárea (500-1.000ml). Debido a esta aparente dilución, la
viscosidad de la sangre disminuye un 20%.
El
aumento del volumen plasmático se inicia ya en la 6 ª semana, llegando al punto
máximo entre las semanas 30-32 de gestación. Responde a la acción de estrógenos
y progesterona además del sistema renina-angiotensina-aldosterona y el péptido
natiurètic, a fin de cubrir las crecientes demandas del útero y de la unidad feto-placentaria. La anemia no perjudica el
suministro de O2 a los tejidos, pues existen mecanismos compensadores como la
disminución de la viscosidad de la sangre, aumento de la ventilación materna, del
CC y de la P50 propios del embarazo.
El
volumen sanguíneo vuelve a la normalidad en 2-6 semanas posparto. Durante el primer trimestre el gasto cardíaco (CC) aumenta un 30-40%, sigue aumentando en el segundo trimestre y se estabiliza en torno a la semana 24. Se
produce a expensas del incremento de un 25% del volumen sistólico (VS) y de un
moderado aumento de la frecuencia cardiaca (15-25%).
En el
momento del parto el CC puede incrementarse un 15% en las primeras fases y
puede llegar hasta un incremento de más del 50% de los valores preparto en el
expulsivo. Esto es debido al efecto inotrópico de las catecolaminas liberadas
por el dolor. Además, con cada contracción uterina hay un aumento adicional de
un 15-20% por el efecto de expresión de los vasos uterinos en forma de
autotransfusión.
El
máximo aumento del CC se da en el postpar inmediato en el que se registran incrementos de hasta un 80% por el proceso de involución uterina. A pesar del incremento del CC y del volumen plasmático, la TA resulta
discretamente disminuida debido a que las resistencias vasculares periféricas
son bajas (20%) como consecuencia de la vasodilatación producida por el efecto
de la prostaciclina, estrógenos y progesterona, disminución de la sensibilidad
de los receptores α y β adrenérgicos a la acción de las catecolaminas y el desarrollo de camas vasculares de baja resistencia como es
el espacio intervellós.
Debido
a la compresión uterina de las venas ilegal Liaquat, la presión aumenta en el
territorio de la vena cava inferior, causante del edema de las extremidades
inferiores. Aumentan el flujo uterino y el flujo sanguíneo renal.
La
presión venosa central (PVC) y presión capilar pulmonar (PCP) no se modifican, debido
a la vasodilatación existente. El corazón aumenta de tamaño un 12% elevando su
posición y desplazándose, por lo que podemos encontrar en el ECG signos de
desviación del eje hacia la izquierda.
Pueden
aparecer arritmias, generalmente benignos. En la auscultación cardíaca puede
detectarse un soplo funcional sin repercusión patológica. Algunas gestantes
presentan un pequeño derrame pericárdico y asintomático.
Tomada
de Maite Ezpeleta Valls. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL EMBARAZO. ANESTESIA EN LA GESTANTE PARA CIRUGÍA NO OBSTÉTRICA