Hay una relación directa entre el
grado de relajación y la respiración, son dos conceptos que interactúan entre
sí. Cuanto más relajada esté una persona, más lenta y pausada es su
respiración. Si respiramos voluntariamente de manera lenta y pausada, haciendo inspiraciones
y espiraciones profundas, estaremos ayudando a una relajación general del
cuerpo.
Una actividad física intensa
incrementa el estado de tensión general del cuerpo y altera de forma sustancial
nuestra respiración. Una situación de estrés emocional también altera significativamente
el grado de tensión-relajación muscular y la frecuencia respiratoria.
Una buena respiración y una buena
relajación ayudan a percibir mejor un buen estado de salud. Podemos modificar
nuestra respiración voluntariamente siempre, pero nuestra respiración involuntaria
cuesta más de modificar. La modificación de la respiración involuntaria no es inmediata,
requiere práctica, tiempo, y capacidad de concentrarse y percibir la respiración.
El control de nuestra respiración y de nuestro estado de relajación interviene
de forma directa cuando hacemos actividad física y cuando estamos descansados economizando la gasto energético y
ayudando a una correcta posición corporal (sin deformaciones).
Mecánica de la respiración: en
estados de reposo, sin actividad, la respiración debe ser diafragmática, sin
intervención de otros grupos musculares. Para respirar modificamos el volumen de la caja torácica. Y esto lo podemos
hacer siempre modificando el volumen del espacio abdominal. Ambos volúmenes
están tocándose y el aumento de uno se hace a costa de la disminución del otro.
El diafragma separa los dos espacios y su desplazamiento abajo y arriba, con sus contracciones y relajaciones, es el responsable de la respiración.
La subida (relajación) del
diafragma acompaña la espiración, y la bajada (Contracción) del diafragma
acompaña la inspiración. El movimiento del diafragma suele acompañarse por una
acción de contracción abdominal (en la espiración) y relajación abdominal (en
la inspiración).
Este diafragma está sostenido por
la fascia profunda que se inserta en las cervicales, baja por la caja torácica,
sostiene el vientre del diafragma, y se inserta finalmente a las costillas bajas y en las
primeras vértebras lumbares. El acortamiento de dicha fascia provoca hiperlordosis
cervical y hiperlordosis lumbar, además de limitar la movilidad del diafragma, y por
tanto de la respiración. Una persona con la fascia profunda acortada deberá suplir la acción del diafragma con otros músculos respiratorios (abdominales, pectoral, intercostales, esternocleidomastoidal,
trapecio y otros), lo que representa un incremento del gasto energético, un
mayor cansancio, un incremento general de la tensión muscular del cuerpo, una
limitación de la movilidad del tronco y de las extremidades, y una tendencia a
la deformación de la postura, un incremento de riesgo de contracturas.
Respiración y relajación: la
tonicidad de los músculos respiratorios condiciona y afecta la tonicidad de
todo el conjunto de la musculatura corporal. Trabajando la relajación general
del cuerpo mejoraremos nuestra capacidad respiratoria, y trabajando nuestra
respiración mejoraremos nuestra relajación general del cuerpo (liberando las
tensiones que generan dolores, malestar y deformaciones posturales).
El trabajo de la respiración está íntimamente ligado a la toma de conciencia
corporal, así como al control sobre el tono muscular, que es uno de los
elementos limitadores del movimiento que afecta más a la movilidad de la
columna vertebral.
Para trabajar la respiración /
relajación es necesario:
- Realizar trabajos de movilidad
diafragmática.
- Practicar diferentes tipos de
respiración.
- Trabajar ritmos respiratorios
que requieran determinadas actividades o deportes (como natación, expresiones
de rabia, de ira, de tranquilidad.
- Técnicas de respiración de yoga.
- En el trabajo activo insistir en
las fases respiratorias y su mejor momento. La
inspiración acompaña a los movimientos de alargamiento y fases de reposo en la ejecución los ejercicios; la espiración, como trabajo activo, acompaña a la fase de esfuerzo del ejercicio, ya que obliga a contraer los músculos abdominales.
Todo este trabajo de respiración y relajación hay ampliarlo con un trabajo del equilibrio (Con el equilibrio se busca la integración postural correcta). Habrá que trabajar con una reducción de la base de sustentación, una elevación del centro de gravedad y una mejora de la propiocepción suprimiendo el sentido de la vista.
inspiración acompaña a los movimientos de alargamiento y fases de reposo en la ejecución los ejercicios; la espiración, como trabajo activo, acompaña a la fase de esfuerzo del ejercicio, ya que obliga a contraer los músculos abdominales.
Todo este trabajo de respiración y relajación hay ampliarlo con un trabajo del equilibrio (Con el equilibrio se busca la integración postural correcta). Habrá que trabajar con una reducción de la base de sustentación, una elevación del centro de gravedad y una mejora de la propiocepción suprimiendo el sentido de la vista.
La respiración y la actividad
física: para cualquier actividad física es necesario tener una buena respiración
y un buen grado de relajación. En general, hay que mantener la respiración lo
más normalizada posible, intentando que se produzca por acción diafragmática y
con el resto de musculatura lo más relajada posible. Aunque el esfuerzo pueda
ser intenso y largo, se ha de evitar que la respiración sea demasiado rápida y superficial.