Miocardiopatía de la obesidad


En los pacientes obesos, la manifestación más frecuente de la infiltración grasa miocárdica es la infiltración epicárdico del ventrículo derecho. Parece que en la aparición de la miocardiopatía de la obesidad juega un papel importante tanto la duración de la obesidad como la severidad de la misma (45).

La obesidad mórbida conlleva un incremento del volumen sanguíneo total y del caudal cardiaco de manera proporcional al IMC: se observa un incremento del consumo de oxígeno mientras que la diferencia arteriovenosa de oxígeno se mantiene normal, lo que sugiere que el incremento del caudal cardiaco es secundario a las necesidades de satisfacer un metabolismo aumentado debido al exceso de tejido adiposo.

La distribución del caudal cardiaco es similar en pacientes obesos y pacientes no obesos excepto que en los primeros se observa un incremento del lecho vascular esplácnico con una repercusión contraria sobre la cama vascular renal. En los pacientes obesos, este incremento de gasto cardiaco se acompaña de una disminución de las resistencias vasculares sistémicas en los pacientes normotensos (46).

La respuesta del ventrículo izquierdo durante el ejercicio en pacientes con obesidad mórbida fue estudiada por Alpert y colaboradores, en pacientes con obestitat mórbida sin hipertensión arterial observan que la fracción de eyección del ventrículo izquierdo durante el ejercicio aumenta significativamente en aquellos pacientes que tienen una masa de ventrículo izquierdo normal mientras que no aumenta en pacientes con una masa de ventrículo izquierdo aumentada (47).

Actualmente se puede definir la secuencia fisiopatológica que termina conduciendo a la miocardiopatía de la obesidad: la excesiva acumulación de grasa pordueix un incremento del volumen sanguíneo circulante total y el caudal cardiaco aumenta en proporción al grado de obesidad con una disminución de las resistencias vasculares sistémicas para de adaptarse al nuevo caudal cardiaco. El incremento del caudal cardiaco y del volumen sanguíneo circulando conducen a un crecimiento de la cavidad del ventrículo izquierdo, lo cual, siguiendo la ley de Laplace, conlleva un incremento del estrés de la pared del ventrículo izquierdo con una hipoperfusión subendocárdica conduciendo a una hipertrofia excéntrica del ventrículo izquierdo que predisposarà a la aparición de la disfunción diastólica.

La información preliminar sugiere que el ventrículo derecho responde de manera similar en ausencia de afectación parenquimatosa pulmonar o de enfermedad vascular pulmonar (46-50).

Parece que la aparición de la miocardiopatía de la obesidad está relacionada con la duración de la obesidad. Nkajima y colaboradores afirman que las anomalías cardiacas funcionales y estructurales son más frecuentes en aquellos pacientes que presentan una obesidad de 15 o más años de evolución (51).

Los pacientes con miocardiopatía por obesidad pueden permanecer aclínics durante largos periodos de tiempo. El síntoma más común es la disnea durante el esfuerzo o la ortopnea y se atribuye a la alteración diastólica del ventrículo izquierdo. La presencia añadida de hipertensión arterial puede facilitar la aparición de los síntomas propios de la insuficència cardiaca congestiva. La forma más efectiva de terapia de la miocardiopatía de la obesidad a largo plazo es la pérdida de peso: una pérdida significativa de peso es capaz de revertir muchas de las alteraciones estructurales y funcionales cardiacas observadas en pacientes obesos: se ha observado una disminución del consumo de oxígeno, del caudal cardiaco y de la tensión arterial media mientras que no hay cambios en las resistencias vasculares sistémicas.

Tomado de Influencia del grado de obesidad y de la comorbilidad respiratoria en los resultados perioperatorio de la cirugía bariátrica…. Autor  Carles Martí i Valeri