Preanestesia.
Estas
pacientes suelen encontrarse con un elevado grado de ansiedad. La ansiedad
extrema provoca aumento de las catecolaminas circulantes, vasoconstricción y
disminución de la perfusión uterina. Esta situación requiere una cuidadosa
información y premedicación, si es necesario, en casos de ansiedad importante. Son preferibles los mórficos, más que las
benzodiacepinas por su posible efecto teratógeno.
Es
imprescindible la profilaxis de broncoaspiración ácida y profilaxis con heparina. Valorar la posibilidad de IOT difícil ya partir de la semana 20 es
indispensable proveerse de un sistema para la lateralización del útero,
pensando que la cirugía se realizará en un quirófano no obstétrico, donde no se
disponen habitualmente de cuñas o material de obstetricia.
Intraoperatorio.
La
técnica anestésica de elección es la locorregional; evita el riesgo de
broncoaspiración, tiene efectos antitrombóticos, reduce la exposición fetal a
fármacos y permite el control del dolor postoperatorio, evitando otros
analgésicos.
El anestesia intradural requiere menos dosis de anestésico y tiene menos riesgo de inyección intravascular, pero produce más hipotensión. Debemos recordar que la dosis de AL debería reducirse un 30%. Ante una técnica regional es imprescindible una buena hidratación y si se requiere un vasoconstrictor, es de elección la efedrina.
El anestesia intradural requiere menos dosis de anestésico y tiene menos riesgo de inyección intravascular, pero produce más hipotensión. Debemos recordar que la dosis de AL debería reducirse un 30%. Ante una técnica regional es imprescindible una buena hidratación y si se requiere un vasoconstrictor, es de elección la efedrina.
Si
tenemos que realizar una anestesia general, es recomendable con inducción de
secuencia rápida, previa oxigenación y evitando la hiperventilación. El AG
tiene la ventaja de que garantiza la confortabilidad materna y ofrece mejor
relajación muscular, importante en cirugía abdominopélvica.
La
elección, en última instancia dependerá de las condiciones maternas, del tipo
de cirugía y de la experiencia del anestesiólogo. La hipoxia y la hipotensión
son las principales causas de anomalías y sufrimiento fetal, por lo tanto la
atención del anestesiólogo debe centrarse más en estos aspectos que en los
hipotéticos efectos teratógenos de los fármacos.
Postoperatorio.
Las
gestantes de más de 22 semanas deben mantenerse en decúbito lateral con monitorización
del latido fetal y de la dinámica uterina. Observar y tratar situaciones
especialmente peligrosas para el feto como son la hipotensión y la fiebre
maternas.
Control
analgésico con mórficos endovenosos o peridurales. Evitar los AINEs. Si en el postoperatorio se inicia el trabajo de parto de un feto a término, no
existe ningún contraindicación para un parto vaginal, incluso si ha sido una
cirugía abdominal; el expulsivo requerirá una ayuda instrumentado para evitar
maniobras de Valsalva.
Tomada
de Maite Ezpeleta Valls. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL EMBARAZO. ANESTESIA EN LA GESTANTE PARA CIRUGÍA NO OBSTÉTRICA