Durante
el 2 º y 3er trimestre la cirugía implica un riesgo de provocar el inicio de
las contracciones, parto prematuro y sufrimiento fetal. A pesar de ser un
riesgo bajo (1%), aumenta en la cirugía pélvica y abdominal inferior hasta 6%. Además
de la manipulación uterina, la hipotensión materna es el factor que más se
relaciona con la aparición de las contracciones uterinas.
No se
ha demostrado la eficacia de instaurar tratamiento profiláctico con agentes tocolíticos,
y dado que estos fármacos tienen importantes efectos secundarios, sobre todo en
el contexto de una anestesia, habrá que valorar el riesgo / beneficio. En el
caso de presentarse las contracciones, se iniciará tratamiento con β-miméticos tocolíticos.
Serían de
elección los agentes inhalatorios porque disminuyen el tono y las contracciones
uterinas. Por otra parte se debe tener precaución con la ketamina por su efecto
estimulante del to uterino, y en la misma línea, la neostigmina puede
incrementar el tono uterino y estimular el parto
prematuro.
prematuro.
No
existe ningún estudio que demuestre que ningún agente o técnica anestésica se
relacione con una menor o mayor incidencia de provocar un parto prematuro.
Imprescindible
monitorizar la dinámica uterina y latido fetal en intervenciones de 2 º y 3 º trimestre,
en el postoperatorio y, si es posible, durante la cirugía. Si se detecta compromiso
fetal, la administración de líquidos y tocolíticos, cambio de posición y aporte
de O2 a la madre recuperan el estado fetal.
Tomada
de Maite Ezpeleta Valls. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL EMBARAZO. ANESTESIA EN LA GESTANTE PARA CIRUGÍA NO OBSTÉTRICA