Se está
imponiendo como técnica quirúrgica tanto de vías biliares como el diagnóstico diferencial
en el abdomen agudo en el 1 º trimestre de gestación, y ya también en el 2 º, existen
casos publicados con éxito. En el 3er trimestre no estaría indicada por las
dimensiones del útero y los efectos inciertos del pneumoperitoneu sobre el
flujo uterino.
Es
imprescindible tener un especial cuidado en la colocación de los trócares para
no lesionar ni el útero ni las estructuras abdominales desplazadas. El pneumoperitoneu,
además del efecto mecánico sobre la ventilación, crea una presión intraabdominal
que puede reducir hasta un 30-40% el flujo sanguíneo hepático y renal; este efecto puede darse también sobre el flujo uterino,
por lo que se requiere trabajar con las menor presiones posibles.
El pneumoperitoneu
tiene ciertas repercusiones hemodinámicas que se manifiestan con bradicardia, disminución
del retorno venoso y, por tanto, disminución del gasto cardíaco, si a ello añadimos
los efectos de la anestesia general y el supino, la suma de estos factores
puede dar lugar a una importante hipotensión con descenso de la perfusión uterina y graves consecuencias
sobre el CC si se requiere cierto grado de anti-Trendelenburg.
Debemos
tener en cuenta que la PaCO2 de la gestante es baja; para mantener cierto grado
de hipocápnia y evitar una acidosis fetal, es necesario mantener la PaCO2 por
debajo de 28-30mmHg.
Tomada
de Maite Ezpeleta Valls. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL EMBARAZO. ANESTESIA EN LA GESTANTE PARA CIRUGÍA NO OBSTÉTRICA