La
obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial. Su incidencia y
prevalencia han aumentado y siguen aumentando de forma alarmante en los últimos
años, e incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como la epidemia del siglo XXI.
La
obesidad está definida por el índice de masa corporal (IMC), que se calcula con
el peso (en kilogramos) dividido por la talla al cuadrado (en metros). La OMS y
la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) han definido la
obesidad en adultos cuando el IMC es superior o igual a 30 kg/m2 y el sobrepeso, cuando se encuentra entre 25 y 29,9 kg/m2.
La
prevalencia de la obesidad en la población española varía según la edad, en niños
y adultos es alrededor del 15%, 3,4 mientras que en las personas de más de 65 años
aumenta hasta el 35%. La obesidad predomina en hombres, en la población infantil, y en mujeres, en la población adulta o de edad
avanzada.
En los países
europeos, se ha estimado que la obesidad y el sobrepeso son responsables de un gasto del 6% de los costes sanitarios directos y del 12% de
los indirectas. La obesidad no sólo es un problema estético y que causa
malestar entre quienes la padecen, sino que también es un factor de riesgo de morbilidad
(enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus de tipo 2, litiasis biliar, hipertensión
arterial, hipercolesterolemia, apnea del sueño y osteoartritis). Las personas con obesidad presentan un incremento de la
mortalidad, aproximadamente del 50 al 100%, respecto a las que tienen un peso
normal (IMC entre 20 y 25 kg/m2).
Tomado
de Fármacos para el tratamiento de la obesidad de Eva Montané i Esteva