Las grasas, junto con los hidratos de carbono, son
la principal fuente de energía. Además forman la reserva más importante de energía del cuerpo, acumulada
en el tejido graso o adiposo, situado bajo la piel y alrededor de órganos internos.
Algunas de las funciones de las grasas son, por
ejemplo, la creación de compuestos que nos ayudan a regular la presión sanguínea, la coagulación de la sangre o el ritmo cardíaco. Existen diferentes tipos de grasas:
- Grasas saturadas: estas grasas dietéticamente se
consideran como "Grasas malas", ya que son los responsables de la aparición del colesterol y de muchos problemas de circulación. La mayoría de estas grasas se obtienen de alimentos de origen animal (carne, leche y derivados sin desnatar
como los quesos o los yogures).
- Grasas insaturadas: Estos se conocen como "grasas
buenas" por el papel que ejercen en el control del colesterol y en enfermedades del corazón. los podemos encontrar en el aceite de oliva, el salmón, el atún, las nueces ...
- Grasas "trans": estas grasas se crean artificialmente,
mediante un proceso que se conoce como hidrogenación. Este consiste en añadir hidrógeno en los aceites vegetales para que sean más sólidos y no se vuelvan rancios. Estas grasas se utilizan mucho en productos comerciales como las galletas o "bollería", y también en productos fritos, como las patatas fritas. Esta grasa aumenta el colesterol en la sangre y por tanto el riesgo de enfermedades del corazón.
Articulo
tomado de “La epidemia del siglo XXI, Obesidad infantil” de Lidia Reynal Ruiz