Según el programa español de salud
con personas con Síndrome de Down se realizar los siguientes controles y pruebas que, como se puede apreciar, son
muy similares a los que se aplica a cualquier mujer.
- Entre los 6 y 12 meses debe
haber una revisión de los órganos genitales que se compruebe el descenso de los
testículos.
- Entre los 13 y los 17 años debe
hacerse una valoración del desarrollo sexual.
- En la edad adulta se realizarán
controles ginecológicos completos habituales y revisiones mamarias.
- Todas las chicas de entre 17 y
20 años deberían someterse a una exploración ginecológica rutinaria, incluido
un frotis de Papanicolau si se tiene actividad sexual. Aunque generalmente se
recomienda repetir los frotis cada tres años, no es necesaria efectuarlo con
esta frecuencia en una mujer con síndrome de Down que no tenga actividad sexual y no presente síntomas. Se
deberán valorar los beneficios de la exploración frente del riesgo de
traumatizar la paciente.
También se debe platear el momento
y el sistema más adecuado para la utilización de un método anticonceptivo, por
el que se deberá contar con la opinión de otros profesionales implicados en su educación. Aunque la mayoría de las mujeres debería pasar la primera revisión ginecológica
entre los 13 y los 18 años, la edad media de las personas con discapacidad
intelectual que acuden a hacerse una revisión ronda alrededor de los 30.
Debido a que en algunos casos
resulta muy difícil hacer las atenciones rutinarias ginecológicas a personas
con discapacidad intelectual, en la Universidad de Michigan se ha desarrollado
un programa especial para hacerlo de manera que no deba realizar ninguna prueba
ginecológica si ésta supone la utilización de la fuerza física o causar miedos
innecesarias a la paciente.
El programa consiste en facilitar
a la paciente el conocimiento de la sexualidad y las funciones sociales por
medio de fotografías. Por otra parte, se explican algunos conceptos fundamentales
tanto de anatomía genital pélvica, por la comprensión del examen ginecológico,
como sobre reproducción. Y finalmente el último paso y más importante es el de
establecer el contacto entre el paciente y el personal médico que le hará la
revisión. Hay recordar que en la educación de una persona con discapacidad intelectual, la
perseverancia, la repetición, la amabilidad y la paciencia se ven premiadas, en
este caso, con una revisión sin contratiempos.
En el caso de que no haya sido posible realizar el examen ginecológico existen dos alternativas razonables como son:
• La prueba Papanicolau, que
consiste en hacer un frotis vaginal en las pacientes que no son sexualmente
activas (la precisión de este método oscila entre el 60 y el 80%), o bien
• La ultra sonografía abdominal,
con la que se identifican los órganos pélvicos sin requerir una inserción
vaginal traumática de las manos del médico o de un espéculo. Casi todas las
pacientes toleran ultrasonidos abdominales, que a veces son suficientes para
identificar el útero, el cuello o alguna otra masa anexa significativa.
Tomado de “Sexualidad y Sindrome
de Down. Un derecho irrevocable”. Por el autor Maria Solé Serradell