Evaluacion de la conducta del fumador de tabaco


La evaluación de la conducta tabáquica es esencial en el proceso terapéutico e imprescindible para aplicar el tratamiento adecuado.

• Entrevista inicial. Hay que recoger información básica de la historia clínica: datos personales, antecedentes médicos, tratamientos farmacológicos, consumo de otros tóxicos (incluido café y alcohol), estado psicopatológico actual, historia y características del consumo de tabaco, hábitos de la vida diaria y características del entorno familiar, laboral y social.

Los instrumentos, las escalas y las medidas para evaluar el consumo de los pacientes que se pueden utilizar son los siguientes:

• autoregistros. Los pacientes registran de manera sistemática su consumo de  cigarrillos. En estos registros, los pacientes anotan en el mismo momento cada cigarrillo que fuman durante el día. Complementariamente, se puede registrar
para cada cigarrillo la situación en la que se ha fumado, el motivo que ha llevado a fumarla. O el grado de deseo puntuado de 0 a 10. Los autoregistros aumentan el grado de conciencia o conocimiento de los pacientes sobre su conducta. Con el autoregistro muchas veces se consigue una reducción del consumo. Es por ello que hay que considerarlo no sólo como instrumento de evaluación, sino como estrategia de intervención. El estado cognitivo de los pacientes condicionará la complejidad del autoregistro, que habrá que adaptar a cada caso.

• Test de Fagerstrom. Mide el grado de dependencia de la nicotina a través de una escala unidimensional de seis ítems con una puntuación de 0 a 10. Este instrumento mide principalmente la dependencia física de la sustancia. Se debe responder de acuerdo con la conducta habitual, ya que determinadas circunstancias pueden afectar el resultado.

• Índice de dependencia de la nicotina. Se trata de una versión abreviada del test de Fagerström. Es una manera más rápida de evaluar la dependencia de la nicotina.

• Test de Richmond. Mide el grado de motivación para dejar de fumar a través de una escala unidimensional de seis ítems con una puntuación de 0 a 10. Permite situar a los pacientes en los estadios de cambio de Prochaska y DiClemente, hecho que permite determinar el tipo de intervención que deben llevarse a cabo en cada paciente (intervención motivacional o sensibilización, fijar un día D, etc.).

• Test de Glover-Nilsson20. Permite valorar qué uso hacen los fumadores del tabaco, por ejemplo: gestual, compulsivo, por compensación emocional, etc.

• Questionnaire donde Smoking URGE (QSU).
Cuestionario autoadministrado de diez ítems que evalúa el craving o ansia por el tabaco. Hay una versión traducida y validada. Se utiliza sobre todo en investigación. Permite ajustar el tratamiento farmacológico o adoptar nuevas estrategias psicológicas.

• Minnesota Nicotine Withdrawal Scale23-25. Escala que evalúa el síndrome de abstinencia nicotínica a través de la valoración de la gravedad. Es aconsejable hacer una medición basal y evaluar los síntomas hasta unas 4-8 semanas después de dejar de fumar. Permite ajustar el tratamiento farmacológico o adoptar nuevas estrategias psicológicas.

• Autoeficacia. Es importante evaluar la autoeficacia de dejar de fumar con una escala analógica-visual. La autoeficacia es un factor de pronóstico del intento de dejar de fumar, aunque no tanto de su éxito. Cuando se detecta una autoeficacia baja es aconsejable aplicar técnicas cognitivo.

• Estadios de cambio. Los estadios de cambio de Prochaska y DiClemente representan una dimensión temporal y cíclica de la conducta tabáquica. El cambio en la conducta tabáquica es un proceso que avanza a través de una serie de etapas:

Precontemplación. Los pacientes todavía no se plantean el cambio. No consideran que fumar sea un problema. El objetivo es tomar conciencia mediante estrategias de sensibilización y motivación.

Contemplación. Los pacientes reconocen preocupaciones o la existencia de problemas relacionados con la acción de fumar y empiezan a considerar la posibilidad de deixarho en los seis meses siguientes. El objetivo es explorar las preocupaciones y promover la discrepancia interna.

Preparación. Los pacientes deciden dejar de fumar en el transcurso de un mes. El objetivo se centra en ofrecer información, consejo y dar opciones terapéuticas.

Acción. Los pacientes han dejado de fumar. El objetivo es fortalecer el compromiso y la autoeficacia hacia el cambio.

Mantenimiento. Los pacientes hace al menos seis meses que no fuman. Se debe apoyar y buscar otras fuentes de placer que sustituyan el consumo de tabaco anterior. El objetivo es la prevención de recaídas.

Consolidación. Los pacientes se mantienen estables en el cambio después de dejar de fumar.Recaída. Hay que evaluar y analizar la recaída. Debe reforzarse cualquier disposición al cambio que ayude a los pacientes a entrar de nuevo en el proceso ya tratar el sentimiento de desesperanza y de culpa. Hay que evitar la crítica y la desmoralización, aumentar la autoestima y renovar el compromiso.

Medidas fisiológicas de validación del consumo:

• Monóxido de carbono expirado. La cooximetría permite conocer la cantidad de monóxido de carbono (CO) en el aire expirado. Se hace con un cooximetría que mide el CO en partes por millón (ppm) en el aire expirado. Es sensible al consumo de las últimas doce horas como máximo. Las puntuaciones superiores a 6 indican que ha habido consumo. El hecho de ser una medida inmediata hace que sea útil como refuerzo positivo para los pacientes cuando
reducen significativamente el consumo de tabaco o dejan de fumar de ella.
Es la medida fisiológica más sencilla, económica y fácil de llevar a cabo.

• Niveles de cotinina. La cotinina es el metabolito principal de la nicotina. Sus niveles se pueden detectar en fluidos corporales como la sangre, la orina o la saliva. Se trata de una medida más estable, detecta exposiciones al tabaco de hasta 11 o 20 horas y tiene una sensibilidad y especificidad elevadas.
Los valores de la prueba dependen de las características
fisiológicas de los pacients31. Se ha descrito el punto de corte de 15 ng / ml (85 nmol / l) en la saliva y la sangre y de 50 ng / ml (283 nmol / l) en la orina para discriminar el consumo de tabaco.

Este tipo de medida, debido a su coste económico y de la cantidad de tiempo
necesario para extraer el resultado, se reserva habitualmente para estudios científicos. Puede ser útil para evaluar interacciones farmacológicas de la nicotina.

Articulo traducido de Guía de Intervención Clínica en el consumo de tabaco en pacientes con trastorno mental. Departamento de Salud. Generalidad de Cataluña.