Durante la adolescencia, las
personas con Síndrome de Down presentan los mismos desórdenes hormonales que el
resto de la población. Este hecho incluye el intento del adolescente de
establecer su propia identidad, búsqueda de algún espacio de privacidad y persecución
de sus propios intereses, aunque ellos a menudo están frustrados y limitados en
su expresión por las condiciones de sobreprotección o rechazo en las que son sometidos
en su entorno. (Caba, 2005)
Cabe destacar las dificultades de
acceder a contextos normalizados ya que con frecuencia, las personas con
Síndrome de Down no tienen oportunidades para relacionarse con iguales en
situaciones normalizadas, limitando su vida al contexto familiar y / o al
contexto de un centro especial. Esto hace que disminuyan sus posibilidades de
tener juegos sexuales prepuberales de imitación, exploración, seducción, caricias,
intentos de coito, etc.