A nivel biológico podemos hablar
de las modificaciones que produce la actividad física en la condición
morfológica, la condición musculoesquelética, la condición cardiorespiratoria,
la condición motora y la condición metabólica. Mejora de la condición morfológica (composición corporal).
La proporción de tejido graso se
puede modificar variando la dieta y los hábitos de actividad física de una persona.
La actividad física ayuda a regular una correcta composición corporal Mejora de
la condición musculoesquelética (fuerza, resistencia y flexibilidad de nuestros
músculos, tendones y articulaciones).
Efectos sobre el sistema muscular:
Aumento de la capacidad de trabajo, reduciendo el riesgo
de lesiones.
Mejora de la velocidad, elasticidad, fuerza y resistencia
musculares.
Disminución de los efectos de las enfermedades
musculares.
Aumento del tamaño y número de las mitocondrias (allí
donde se genera la energía para el movimiento muscular).
Efectos sobre el sistema osteoarticular: la actividad
física produce un aumento de la densidad ósea debido al aumento de la actividad
de los proceso implicados en la remodelación del hueso y reduce el ritmo de
desgaste óseo que se produce con el paso de los años. También se mejora la estructura y las funciones de los ligamentos y los tendones, así como
de las articulaciones.
Todos estos efectos ayudan a la:
Prevención de la osteoporosis.
Prevención de lesiones.
Lubricación de las articulaciones.
Prevención en la limitación de movimientos articulares.
Favorecimiento de la estabilidad articular.
Mejora de la condición
cardiorrespiratoria:
Para conseguir estos beneficios se
aconsejan ejercicios dinámicos como caminar rápidamente, correr, montar en
bicicleta o nadar durante unos 30 minutos de 3 a 4 veces por semana ya una intensidad
del 70% de la frecuencia cardiaca máxima.
Efectos sobre el sistema cardiovascular:
Incremento del volumen sistólico.
Aumento de potencia contráctil del corazón.
Disminución de la frecuencia cardiaca.
Aumento de vascularización muscular.
Mejora de la irrigación del miocardio (por aumento de la
vascularización y por aumento del tiempo
de diástole)
Mejora de la recuperación.
Reduce el riesgo de aparición de varices y trombosis en
las piernas.
Reducción del riesgo de infarto de miocardio y de
accidentes vasculares cerebrales.
Prevención
de la aparición de hipertensión y disminución del existente (de entre 2-5
mmHg.).
Mejora del rendimiento del corazón (implulsió de sangre
más eficaz con menos esfuerzo). Contribución a la mejora general de los enfermos con patología cardíaca (bajo prescripción médica).
Efectos sobre el sistema respiratorio:
Aumento de la ventilación pulmonar.
Aumento de la eficacia de los músculos respiratorios
(diferencia entre los inspiradores y espirador en la vejez).
Aumento del número de alveolos y del intercambio
gaseoso.
Aumento de la capacidad pulmonar vital.
Mejora de la condición motora (control postural y mejora del sistema nervioso).
La actividad física ayuda a un mejor conocimiento del propio cuerpo, mejora la
transmisión de los impulsos nerviosos y la coordinación de las cadenas motoras.
Mejora el equilibrio y la propiocepción.
Mejora de la condición metabólica (a destacar el metabolismo de los
carbohidratos, los lípidos, la regulación de la temperatura corporal, la
hipertensión, la diabetes mellitus, los niveles de colesterol, el
envejecimiento ...).
Ayuda en la disminución y control del peso corporal.
Prevención y mejora de la obesidad.
Disminución de la secreción de insulina propiciando una
mayor captación de glucosa en el músculo (Se reduce el nivel de glucosa en
sangre y se incrementa el número de receptores de insulina).
Modulación y regulación del metabolismo en general.
Facilita el tránsito intestinal (reduce el
estreñimiento), previniendo el cáncer de colon.
Contribuye al mantenimiento de la capacidad funcional de
las personas en edad avanzada (Retrasa y disminuye los efectos del
envejecimiento).
Si profundizamos a nivel
fisiológico, podemos decir que con la práctica regular de actividad física:
Aumenta la capacidad aeróbica y la potencia de los sistemas
oxidativos de las células musculares, especialmente de las de contracción
lenta.
Reduce la producción de lactato durante la realización
de una actividad física para un determinado nivel de esfuerzo.
Potencia la utilización de los ácidos grasos como
sustrato energético para la realización de un determinado nivel de esfuerzo
físico y permite ahorrar glucógeno muscular.
Incrementa la actividad metabólica general tanto durante
la realización del esfuerzo como durante las horas (días) posteriores.
Aumenta la sensibilidad a la insulina, reduce los niveles
de esta hormona en plasma y prolonga la supervivencia del páncreas endocrino.
Acelera el metabolismo de las lipoproteínas del plasma y
reduce los niveles de triglicéridos.
Mejora los niveles de colesterol, reduciendo el nivel de
colesterol ligado a las lipoproteínas de baja y muy baja densidad.
Evita el exceso de reserva adiposa y favorece una
distribución o ubicación de la grasa corporal con un patrón más saludable,
contribuyendo al control del peso.