En la gran mayoría de los casos de
diabetes tipo 2, la alteración principal reside en la acción de la insulina
sobre los tejidos, definida como resistencia a la insulina. Esta alteración se
manifiesta a través de un exceso en la producción de insulina
(hiperinsulinemia) y defectos en la tolerancia a la glucosa. El ejercicio ha
demostrado notables cualidades en la prevención y tratamiento de este defecto.
El entrenamiento físico ha sido propuesto como un factor de intervención para
la prevención y tratamiento de la diabetes tipo 2 y de la intolerancia a la
glucosa. La bibliografía actual aporta evidencias que demuestran que el
entrenamiento físico puede ayudar a la pérdida de peso en personas con
sobrepeso así como a la mejora de la acción de la insulina sobre los tejidos
periférica y la disminución del riesgo metabólico. Se ha demostrado que un
programa de entrenamiento físico incrementa la oxidación de lípidos y la
movilización de los depósitos de glucógeno muscular y hepático, mejorando así
la acción de la insulina sobre los tejidos.
Por otro lado, el entrenamiento
moderado ha señalado como una herramienta terapéutica asociada a la mejora de
la resistencia a la insulina, reduciendo la hiperglucemia postprandial y
obteniendo mejoras del control glucémico de entre 0.5 y 1 puntos.
Por otro lado, en los últimos años
son numerosos los estudios que relacionan la práctica de ejercicio de fuerza
muscular con mejoras metabólicas en pacientes con DM237. Este tipo de ejercicio
nace ante la necesidad de muchos pacientes con obesidad, en los cuales, la
falta de movilidad no les hace capaz de conseguir el volumen y la intensidad de
entrenamiento aeróbico necesarios para ser efectivo. El ejercicio de fuerza
muscular permite aplicar un entrenamiento de mayor intensidad y al mismo tiempo
específico para cada uno de los grupos musculares, logrando un alto seguimiento
en este tipo de pacientes.
Los protocolos seguidos en los
estudios de investigació40 prescriben ejercicios realizados tanto con máquinas
o pesas libres, con una frecuencia de unos 3 días semanales no consecutivos,
con intensidades variables y duración de 4 semanas a 1 año.
Se producen mejoras en los valores
de HbA1c, especialmente cuando los valores iniciales se encuentran por encima
del 8%, observando mejoras del 0.6% cuando se aplican programas con intensidad
moderada-alta.