El papel del Psicólogo en el apoyo al
paciente con TB, debe centrarse en la prevención de las recaídas. Un aspecto
importante consiste en enseñar al paciente a detectar precozmente las recaídas
para permitir una pronta intervención. Un estudio importante sobre la
intervención psicológica individual de tipo psicoeducativo en los trastornos bipolares
es la de Perry et al; en este caso la intervención proporcionada al paciente a herramientas
desde la psicoeducación para reconocer señales de recaída, a partir del
reconocimiento de síntomas y señales de alarma. Los resultados indicaron que los pacientes del grupo de
tratamiento (n=34) tardaban más en presentar una recaída maníaca y al final del
seguimiento presentaba menos recaídas maníacas que el grupo de control (n=35).
No parecía haber efecto alguno en la prevención de los episodios depresivos.
En el estudio de M.Reinares, F.Colom y
E.Vieta, en el marco de un programa psicoeducativo, se llevó a cabo una
intervención de grupo destinada, entre otros aspectos, a mejorar la
identificación de las señales de recaída. Los resultados a los dos años de
seguimiento eran positivos para el grupo de tratamiento(n=60): los pacientes
tratados presentaban un número significativamente menor de episodios de
manía/hipomanía, mixtos y depresivos y una mayor duración de los periodos de
eutimia previos a la primera recaída tras el tratamiento psicológico. Se
concluye entonces que la capacidad para detectar las señales de recaída de
forma precoz, mejora el curso de los pacientes. En tal sentido resaltan dos
estudios de alta calidad, que demuestran la eficacia de la intervención
psicológica en la detección de pródromos como intervención exclusiva. Dos de
estos autores (Vieta y Colom), en otro estudio ahora con 120 pacientes,
demostraron que en el grupo que recibió orientación especializada de los
terapeutas durante tres meses, asociado al tratamiento farmacológico, esto se
expresó en una disminución en cuanto a cantidad y duración de los episodios de descompensación.