Que es la mania

La manía puede conceptualizarse como el extremo de un continuo con diferentes grados de exaltación, que va desde la normalidad a un grado supremo de psicotisismo:
  • Estados normales: Felicidad, gozo, diversión.
  • Elevaciones neuróticas: Personalidad ciclotímica, personalidad hipomaníaca.
  • Manía
  • Manía “delirante”: grave aumento de la actividad motora, hostilidad, agresividad, conductas destructivas, delirios paranoides.
  • Manía psicótica: Delirios, con gran deterioro del contacto con la realidad.
La manía aguda es diferente de los estados normales y de los hipomaníacos en la cognición, humor, percepción y conducta. Contrariamente  a  lo que pudiera suponerse, los estados de felicidad y bienestar normales casi nunca están presentes en los episodios maníacos.  (Keller, 1989).

Los estados maníacos están típicamente caracterizados por el humor elevado, aumento del débito, aceleración verbal, pensamientos rápidos, aumento de la actividad física y mental (con una correspondiente disminución de la necesidad de dormir), percepción aguda, paranoia, aumento de la sexualidad e impulsividad.  (Goodwin y Jamison, 1990).

El humor en la manía aguda no está bien descrito por los escritores, quizás porque la cognición psicótica y la conducta son más obvias.  Kraepelin (1921) sin embargo escribió: “El humor es sin restricción, feliz, exaltado, ocasionalmente visionario o pomposo, pero siempre sujeto a una frecuente variación, fácilmente cambiante a la irritabilidad, a la ira e igualmente pueden gimear”. Por otra parte la fenomenología de la manía ha estado  limitada a la euforia y a los hallazgos clínicos a nivel verbal y motor.  Por eso los criterios diagnósticos de la manía han sido más reducidos que los de la esquizofrenia y depresión.

Podría decirse entonces que el humor maníaco es: eufórico, expansivo, contaminante, irritable, hostil, lábil y ocasionalmente depresivo o disfórico.

La fuga de ideas es el fenómeno cognitivo más típico de la manía, aunque es también el menos frecuente (Kendell, 1985).  En ella hay una pérdida de la dirección del pensamiento, que podría deberse a una alteración en el nivel de la atención, la cual está alterada en la manía. El daño atencional, puede manifestarse a nivel visual, fonético o semántico. A nivel fonético, la característica es la verborrea y a nivel semántico los giros y asociaciones ocurrentes.  En casos extremos, el discurso puede volverse incoherente y disgregado.

El aumento de la actividad motora es global, similar a la de la actividad cognitiva; en el maníaco hay un aumento aparente del rendimiento físico, no hay sensación de fatiga diurna y se presenta disminución de la necesidad de sueño, así como un  aumento de las interacciones sociales, la cual deriva, al igual que el desenfreno cognitivo del estado de excitación básica, en un rendimiento hedónico inapropiado.

La arquitectura del sueño en el maníaco es igual a la de los pacientes con depresión psicótica, hay disminución de la latencia REM o aumento de la densidad de REM Hudson y col. (1988) y el apetito puede estar alterado por defecto o exceso.

La conducta es dramática y extrema en  los pacientes maníacos agudos: pueden ser frenéticos, violentos y tener conductas bizarras o inapropiadas, e impulsividad.

Muchos pacientes experimentan algo de depresión durante el episodio maníaco.  En una serie fueron considerados como “maníacos disfóricos”.  (Post. y col., 1989).  La disforia es más frecuente en la manía severa; en muchos casos a pesar de la hiperactividad y la logorrea, las ideas depresivas son expresadas.

Se podría concluir que los cambios en el humor son los síntomas fundamentales para el diagnóstico de manía.