El
origen sobrenatural y divino de la depresión y manía fueron creencias muy difundidas
en muchas culturas como la Babilónica , Egipcia y Hebrea.
Fueron los Griegos: literatos, filósofos y médicos, quienes con gran
brillantez clínica describieron la manía y la melancolía, la diferenciación de
la esquizofrenia. La señalaron como la enfermedad de las exacerbaciones y
remisiones y describieron las personalidades en las que más frecuentemente se
presentaba ésta.
Arateo,
quien para Roccatagliata (1986) era el clínico de la manía, planteaba: “A mí
me parece que la melancolía es el comienzo de la manía y parte de ella” y
fue el primero en sugerir que la manía era un estado final de la melancolía.
Hipócrates
desarrolló la teoría humoral. Un exceso
de bilis negra era la causa de la melancolía y la manía era atribuida a un
exceso de bilis amarilla. Los griegos
sugirieron esquemas de tratamiento que incluían medidas ambientales,
psicológicas, físicas y médicas.
A
lo largo de los siglos se siguieron realizando observaciones clínicas muy
claras, pero los conocimientos de los
antiguos se perdieron y quedaron abolidos durante la Edad Media , cuando la
enfermedad mental era vista como producto de una posesión demoníaca y como tal
era tratada.
En
el Renacimiento comienza a surgir lentamente la medicina científica, la
psiquiatría se liberó de la demonología y los médicos redescubrieron los
fenómenos descritos por Hipócrates, Aristóteles, Arateo, Asclepiades, Celio,
Aureliano, Celso y Galeano. Los enfermos
mentales fueron tratados en hospitales, se asumió una actitud humanística y una
forma de operar científica y los psiquiatras comenzaron a realizar
observaciones clínicas sistemáticas.
Las
concepciones y clasificaciones actuales de la psicosis maníaco-depresiva
derivan de la obra de Emil Kraepelin (1855 - 1926), cuyo pensamiento en esta
área había sido influido a su vez por J. Falret (1854), quien estudió durante
más de 30 años a pacientes con depresión e impulsos suicidas y observó que
algunos tenían períodos de exaltación del afecto, y luego volvían a deprimirse;
en 1854 publicó una descripción de la enfermedad que denominó Folie Circulaire.
Destacar el siguiente texto del J. Falret:
“Hay
una cierta categoría de pacientes quienes continuamente muestran una regular
sucesión de manía y melancolía. Esto
parece ser suficientemente importante para nosotros para servirnos como base
para considerar un trastorno mental específico que nosotros llamamos manía
circular, porque estos pacientes repetidamente siguen el mismo circulo de
enfermedad incesante e inevitablemente interrumpido sólo por breves períodos de
razón” (Goodwin y Jamison, 1990).
Kraepelin
fue igualmente influenciado por Baillarger, quien en 1854 publicó un trabajo
sobre una serie de pacientes con características similares y denomino a la
enfermedad “La Folie a double forme”.
En
1882, Kahlbaum en Die Ciklotymie describió la manía y la melancolía no como dos tipos
de enfermedad mental, sino como fases de
la misma enfermedad. A la forma leve que
acababa en la recuperación la denominó
“Vesania typica circularis”.
Kraepelin
(1921), impresionado con estos estudios, propuso en 1896 el nombre de “locura
maníaco-depresiva”. Él incluía
específicamente: “Todo el ámbito de la locura periódica y circular, la manía
simple, la mayor parte de los estados mórbidos llamados de melancolía y también
un número considerable de estados llamados de Amensia (locura confusional o
delirante). Por último, ciertas
alteraciones ligeras de ánimo, algunas de ellas periódicas, algunas de ellas de
morbosidad continuada, que por un lado han de considerarse el rudimento de
trastornos más graves y por otro entran fácilmente en el terreno de la
predisposición personal. He llegado a convencerme de que todos estos estados
sólo son manifestaciones de un único proceso mórbido. Desde luego, es posible que más adelante se
describan una serie de formas subordinadas o incluso pequeños grupos totalmente
desgajados. Pero si esto ocurre, en mi
opinión los síntomas que hasta ahora suelen situarse en primer plano no serán
determinantes”.
Después
de Kraepelin, la evolución del concepto de psicosis maníaco-depresiva se
diferencia en Europa y Estados Unidos.
Los europeos continuaron con el énfasis en el modelo médico de
enfermedad mental. Los norteamericanos fueron influenciados profundamente por
las teorías psicoanalíticas. En Norteamérica, durante la primera mitad del
siglo, los puntos de vista de Adolf Meyer tuvieron gran impacto. Meyer creía que la psicopatología emergía de
interacciones entre el individuo, lo biológico, psicológico y ambiental. En Europa la evolución post-Kraepeliniana
tomó un rumbo diferente. La tradición
europea psicosocial y psicoanalítica se
desarrolló en un relativo aislamiento de los demás psiquiatras, que tenían una
concepción médica de la enfermedad, no teniendo así la visión psicoanalítica
influencia en los conceptos europeos de la enfermedad maníaco-depresiva.