1. Mantener una vida normal con los mínimos signos posibles de incomodidad, teniendo especial cuidado de las hipoglucemias.
2. Conseguir un control metabólico lo más parecido posible al que se
tendría con una secreción endógena normal de insulina, intentando evitar la aparición de hipoglucemias.
3. Garantizar que el crecimiento y el desarrollo tanto físico como
emocional sean normales.
4. Prevenir las complicaciones tardías de la diabetes.
Cuando la diabetes mellitus tipo 1 afecta a niños y adolescentes, deben tenerse en cuenta las características propias de estas etapas que varían según la edad y piden la participación y tutela paternas. Por lo tanto, el niño diabético y / o sus padres han de aprender a convivir con la diabetes de la mejor manera posible, intentando que este proceso perturbe lo menos posible sus costumbres y hábitos diarios.
Cuando la diabetes mellitus tipo 1 afecta a niños y adolescentes, deben tenerse en cuenta las características propias de estas etapas que varían según la edad y piden la participación y tutela paternas. Por lo tanto, el niño diabético y / o sus padres han de aprender a convivir con la diabetes de la mejor manera posible, intentando que este proceso perturbe lo menos posible sus costumbres y hábitos diarios.
Dicho de otra forma: se debe procurar saber vivir con la diabetes y no para
la diabetes. Sin embargo, el tratamiento debe establecerse de forma
individualizada, adaptando la pauta terapéutica tanto a la edad como a las
costumbres familiares y los del propio paciente.
• Para un control óptimo de la diabetes, la glucemia en ayunas y antes de
las comidas debería estar entre 80 y 120 mg / dl. Sería aceptable entre 100 y
140 mg / dl.
• Para la glucemia de dos horas después de comer (postprandial), los
valores
óptimos deberían situarse entre 100 y 145 mg / dl. Serían aceptables entre 120 y 180 mg / dl.
óptimos deberían situarse entre 100 y 145 mg / dl. Serían aceptables entre 120 y 180 mg / dl.
• La glucemia a las 2-3 de la madrugada debe ser superior a 80 mg / dl,
entre 110 – 135 mg / dl.
Estos objetivos deben individualizarse para cada paciente, sobre todo para
los niños menores de 6 años, con los que podemos ser más permisivos y aceptar
que las glucemias se encuentren en la franja alta de estos valores para evitar
accidentes hipoglucémicos, que son muy peligrosos para su desarrollo
neurológico.
Una manera de evaluar si durante un intervalo largo de tiempo se han conseguido estos objetivos glucémicos es determinante la hemoglobina glicada (HbA1c).
Una parte de la glucosa que está en la sangre se queda fijada a la hemoglobina de los glóbulos rojos y forma la hemoglobina glicada (HbA1c), cuanto más elevada es la glucemia, más cantidad de glucosa queda fijada en la hemoglobina.
Una manera de evaluar si durante un intervalo largo de tiempo se han conseguido estos objetivos glucémicos es determinante la hemoglobina glicada (HbA1c).
Una parte de la glucosa que está en la sangre se queda fijada a la hemoglobina de los glóbulos rojos y forma la hemoglobina glicada (HbA1c), cuanto más elevada es la glucemia, más cantidad de glucosa queda fijada en la hemoglobina.
Por lo tanto, el valor de la hemoglobina glicada (HbA1c) depende de las
cifras de glucemia que ha habido durante la vida del glóbulo rojo. Como esta
célula de la sangre vive aproximadamente 120 días, la hemoglobina glicada
(HbA1c) refleja la media de las glucemias de los últimos 2 - 3 meses.
Es difícil de poner unos límites, ya que las variaciones de los resultados
de la HbA1c entre los diferentes laboratorios son considerables. Cada
laboratorio debe establecer sus valores de normalidad, si bien la tendencia es
unificar los mismos. Muchos estudios han demostrado que con valores de HbA1c
entre el 7 y 8% (cuando los valores para no diabéticos son <6,5%) el riesgo
de complicaciones a largo plazo baja considerablemente, mientras que
valores por encima del 9% aumentan mucho este riesgo.
valores por encima del 9% aumentan mucho este riesgo.
Hay que recordar, sin embargo, que a menudo en los niños la normalización
de los valores de la HbA1c se logra sólo a costa de hipoglucemias frecuentes,
lo que no es recomendable.
Tradicionalmente, los tres factores fundamentales del tratamiento son: la
insulina-que obviamente es lo más importante ya que es lo que falta-, la
alimentación y el ejercicio físico. La alimentación, que es esencial, no debe
ser demasiado diferente de la de las personas no diabéticas. El ejercicio
físico, al igual que también es recomendable para todos, contribuye a mejorar
el control metabólico de las personas con diabetes..