Fertilidad y gestación de un diabetico

Hace muchos años cuando no eran bien conocidos los efectos de la hiperglucemia en el organismo, las mujeres con diabetes, que estaban permanentemente mal controladas, presentaban periodos anovulatorios y su fertilidad estaba comprometida.
Actualmente se puede afirmar que la fertilidad de la mujer diabética bien controlada es igual que la de la mujer no diabética. Quedar embarazada en el momento adecuado es primordial y por este motivo las mujeres diabéticas con vida sexual activa deben seguir el método anticonceptivo más adecuado a sus características y, de acuerdo con las indicaciones de su médico, planificar el momento de quedar gestantes.
De forma general, los métodos anticonceptivos más utilizados, tanto en las mujeres diabéticas como en las no diabéticas, son los preservativos, los anticonceptivos orales y los dispositivos intrauterinos. No hay unos métodos mejores que otros, hay métodos más o menos apropiados para cada mujer y en diferentes circunstancias o momentos de la vida.
Los preservativos son el único método que, además de evitar el embarazo, protege frente a las enfermedades de transmisión sexual. Los anticonceptivos orales hasta hace pocos años no aconsejaban a las mujeres diabéticas, pero los últimos estudios indican que no producen efectos adversos sobre la glucemia. Se debe tener especial precaución con su uso en las mujeres diabéticas que son fumadoras, o son hipertensas o bien presentan complicaciones vasculares graves. Es importante recordar que siempre deben estar prescritos por el médico y que su administración conlleva que se hayan de hacer las revisiones médicas que convengan.
Según estudios recientes, los dispositivos intrauterinos son un buen método anticonceptivo para las mujeres diabéticas, ya que no les producen más infecciones pélvicas que a las mujeres no diabéticas. Son aconsejables en mujeres que ya han sido embarazadas, y son una buena alternativa para las personas que presentan importantes complicaciones oculares o renales. En el caso de otros métodos anticonceptivos
Fertilidad y anticoncepción menos utilizados, por su dificultad de manejo, por posibles fallos o por efectos secundarios, se debe consultar al médico antes de usarlos para valorar las sus características, ventajas o desventajas. El hecho de que una mujer sea diabética no desaconseja el embarazo. Un aspecto fundamental, tanto para la madre como para el feto, es conseguir un buen control metabólico antes y durante el embarazo. Con el fin de minimizar el riesgo de aborto y malformaciones congénitas, se aconseja que la fecundación se produzca durante un período de estabilidad glucémica y con un buen nivel de hemoglobina glicada.
Las ocho primeras semanas es el período en el que es fundamental tener unos valores de glucemia tan cercanos a la normalidad como sea posible, ya que es cuando se puede producir una malformación o un aborto. Con un buen control glucémico durante este periodo, el riesgo es lo mismo que en la mujer no diabética. Para conseguir este objetivo, en la mayoría de las ocasiones son necesarias pautas de insulina administradas con múltiples inyecciones diarias, con las correspondientes autoanálisis y las modificaciones oportunas de las unidades de insulina en cada momento (autocontrol).
Por este motivo, es muy importante que el embarazo sea planificado y que se produzca cuando la hemoglobina glicada sea lo más baja posible, de acuerdo con el equipo que controla la mujer diabética habitualmente. Por tanto, se desaconsejan los embarazos no planificados y aún más los que se produzcan en adolescentes o menores de veinte años. Una anticoncepción adecuada es aconsejable en todas las mujeres diabéticas en edad fértil y vida sexual activa. La gestación en una mujer diabética que no presenta complicaciones tardías (Oftalmológicas o renales) no aumenta el riesgo de presentarlas en un futuro.
Sin embargo, si ya hay complicaciones, se pueden acelerar durante la gestación y por ese motivo estas personas deben controlarse muy de cerca y en centros especializados. Se considera contraindicada una gestación cuando la mujer diabética presente una nefropatía avanzada (insuficiencia renal y / o hipertensión arterial grave), una enfermedad coronaria significativa o bien retinopatía proliferativa no tratada.
Durante la gestación, los niveles de glucemia de la madre y los del feto están interrelacionados ya que la glucosa atraviesa la placenta. Este es el motivo por el cual son necesarios los hidratos de carbono durante el día con el fin de evitar hipoglucemias debidas al consumo de glucosa por parte del feto. En la situación opuesta, unos niveles persistentemente elevados de glucemia atraviesan la placenta, estimulan el páncreas fetal y, como consecuencia, el feto produce más insulina, lo que le provoca un aumento del peso, impropio para su tiempo de gestación, que puede originar algunos problemas en el momento del parto.
Después del parto, las necesidades de insulina disminuyen rápidamente. Al comienzo de la lactancia, las necesidades suelen ser inferiores a las anteriores al embarazo. Posteriormente y de forma progresiva, las necesidades vuelven al nivel previo a la gestación.
La mujer diabética gestante, que habitualmente está muy motivada, debe recibir atención médica pronto. Si tiene sospecha de embarazo, debe dirigirse a su centro de control donde le harán un test de embarazo (determinación de la gonadotrofina coriónica), que puede salir positivo desde el segundo día de retraso menstrual.
La necesidad de un diagnóstico precoz del embarazo está en relación con la pauta de insulina que debe aplicarse, con el fin de tener, desde el principio, los mejores resultados de glucemia. Las necesidades de insulina durante el embarazo pueden disminuir en las primeras semanas, especialmente en las mujeres que presentan náuseas y vómitos. Posteriormente y de forma progresiva, los requerimientos van subiendo e incluso pueden llegar a doblarse a partir de las 36-38 semanas. Este aumento de unidades de insulina se debe al incremento de peso ya hormonas producidas por la placenta, que disminuyen su acción.
Tal como hemos dicho antes, el control glucémico debe ser muy estricto ii objetivo es conseguir unos niveles de hemoglobina glicada parecidos a los de la población no diabética durante todo el embarazo. Es especialmente importante, sin embargo, que el control sea ​​óptimo durante las ocho primeras semanas de la gestación.
Durante el embarazo, la producción de acetona se incrementa, lo que hace aumentar el riesgo de cetosis. Por este motivo es aconsejable que todas las embarazadas diabéticas se controlen de forma regular la acetona en la orina con tiras reactivas, especialmente cuando tengan náuseas o vómitos y fiebre.
En algunas ocasiones se recomienda comprobar diariamente por la mañana la presencia de acetona en la orina para estar seguros de que no se produce una cetosis por ayuno (inadecuada ingesta de hidratos de carbono durante la noche).
La eliminación de glucosa por la orina en las gestantes puede ser muchas veces positiva y se debe a que durante este período disminuye el umbral renal de glucosa, es decir, disminuye el nivel a partir del cual el riñón comienza a eliminar glucosa por la orina. No es necesario, pues, determinaciones de glucosa en la orina a las diabéticas gestantes.