Experiencias de madres de niños hospitalizados.

Confinados a un espacio lleno de catéteres, monitores, procederes invasivos,  los padres experimentan, frustración, angustia, desesperación e incertidumbre, ignorar la importancia del papel de la experiencia de la familia, puede producir efectos irreversibles sobre la familia. El tipo de experiencia esta modificado entonces  por variados factores de diversa naturaleza que Serradas Fonseca compila a saber:

·        La naturaleza de los procedimientos médicos requeridos.

·        Las expectativas puestas sobre el niño y la visión de sí mismos como padres

·        La naturaleza de las relaciones matrimoniales y las relaciones con los demás hijos.

·        El temperamento del niño o niña.

·        La incertidumbre sobre las implicaciones de la enfermedad y su impacto sobre el niño y la familia.

·        El papel del entorno.

·        La capacidad de organización familiar.

·        Las ayudas médicas, psicosociales y educativas.

Aunque el ingreso forma parte de la rutina para el personal de salud, no es nada común para los padres afectados, proporcionar una atención oportuna disminuye su ansiedad y temor, brindando la tranquilidad y confianza durante la hospitalización de sus hijos en la unidad de recién nacidos. El papel de la madre en el cuidado de los hijos hospitalizados las pone en el centro del enfrentamiento a todo tipo de experiencias en unidades de la atención al paciente crítico pediátrico. Esta produce una sacudida emocional en los padres y particularmente en las madres, quienes experimentan reacciones del tipo de la: negación, proyección e irritabilidad o enojo, situaciones que explicarían el rechazo al diagnóstico, la no autorización de la hospitalización.  En un estudio sobre vivencias de los padres de niños hospitalizados en la unidad de recién nacidos de dos instituciones de salud de la ciudad de Bogotá, se encontraron experiencias como las siguientes:

“Es algo muy duro, como traumático, sólo es sondas, oxígeno, todo eso es traumático y yo nunca había estado en un hospital, hasta ahora que tuve a mi bebé”

A entender de los autores, la en estos casos la experiencia relaciona la hospitalización con “el cuidado del cuerpo, como necesidad derivada de la enfermedad”.

“Me sentí muy triste porque se imagina al bebé hospitalizado y uno que riendo tenerlo al lado de uno y que le digan a uno que tienen que operarlo... fue más crítico porque dicen: puede ser que esté bien, como puede ser... entonces para mí fue muy duro”

En otros casos la experiencia vinculada a los procederes, tiene un mayor valor en cuanto a la percepción de los cuidados intensivos, muchas madres experimentaron depresión relacionado con estos procederes por producir “una barrera física que impide un contacto más íntimo con sus hijos, sien do relegada su relación afectiva a una mínima expresión donde sólo pueden observarlos, hablarles y cuan do se les permite, acariciarlos breve mente”. En el estudio en cuestión la experiencia se expresó de la siguiente manera:

“verlo todo incubado y con chuzones es muy duro, porque uno sólo piensa ¿cuándo me lo puedo llevar? Para que él sepa que no es esto lo que nosotros queremos para él, que tenemos muchas cosas muy lindas que darle, que él no sabe que para llegar a este mundo fue tenaz” Pedro. “uno se siente triste, tras el hecho se llena de cansancio y estrés y saber que sólo puede tocarle las manitos, no puede sentirlo cerca ni nada”

El tema es sumamente complejo y minimizar la experiencia negativa de las madre acerca de los cuidados intensivo, requiere de ayuda multidisciplinaria, el papel del personal de salud es significativo ya que constituyen el puente entre la experiencia de los padres y la de sus hijos.