Son varios los esfuerzos por demostrar la eficacia como
de la intervención familiar como recurso
recuso eficaz en los TB. Se
describe a Fitzgerald como uno de los
primeros en describir los beneficios de la intervención familiar en la
evolución del trastorno bipolar. Este autor destaca en su estudio el valor de la terapia mayormente orientada a
la reducción de recaídas, y mejoría de
la adherencia terapéutica conjuntamente con el equilibrio de la comunicación
familiar. Ryan por su parte demostró un 95 % de recuperación de la estabilidad
familiar en casos donde se usó terapia familiar junto con el inicio del
tratamiento contra el grupo que no recibió ninguna intervención y Reinares demostró
una relación familiar más positiva a los seis meses de tratamiento de
diagnóstico y tratamiento farmacológico en casos donde se estableció una
terapia famialiar. Milkowitz además utilizo en número variado de sesiones
con terapia familiar orientada a la
comunicación familiar, a la formación de aptitudes para la resolución de
problemas con resultados satisfactorios en todos los casos en un periodo de 6
meses. De este mismo autor y de Goldstein fue el estudio que demostró una
significativa reducción del número de recaídas (11 de recaídas contra 61) al
comparar tratamiento farmacológico y terapia familiar contra estrategias de
tratamiento solamente farmacológico. Davenport y cols. Demostraron también
reducción en este caso en el número de ingresos, y conflictos familiares y
maritales en los casos que recibieron terapia familiar y marital en conjunción
con el manejo farmacológico.
Clarkin y cols en un estudio relacionado con
la adherencia al tratamiento e índice de
conductas suicidas durante las descompensaciones, en 11 meses de tratamiento,
obtuvieron franca mejoría en la adhesión al tratamiento con reducción de síntomas
suicidas en los casos cuya familia y pareja recibió terapia enfocada a la
familia con orientaciones sobre el mejoramiento del entorno familiar.