El psicologo y el paciente quemado

Psicólogos y psiquiatras trabajan diariamente con los pacientes quemados con la única finalidad de poder ayudarles y evitar depresiones y comportamientos que les impidan evolucionar en su mejora.
El gran quemado es un paciente con una recuperación muy lenta, complicada y muy dolorosa tanto desde el punto de vista físico como psicológico. Este último aspecto, es también muy importante y muchos pacientes necesitan ser tratados, o al menos, precisan de un apoyo que les ayude a poder tener la cabeza suficientemente claro para afrontar todos los cambios condicionados por el accidente.
El contacto entre el paciente y el psicólogo tiene lugar lo más pronto posible. Este período puede oscilar desde algunos días hasta varios meses en función del estado del paciente. Algunos pacientes permanecen en la UCI durante largos periodos de tiempo en estado crítico (coma, intubados, con grandes vendajes ...); también pueden haber tenido lugar amputaciones de las cuales el paciente no es consciente.
El psicólogo se presenta al paciente explicándole que puede tener su apoyo y su ayuda por que necesite. La primera visita sirve como toma de contacto, en ningún caso se trata de un interrogatorio por parte del psicólogo, sólo se hacen preguntas como: cómo ha pasado la noche, si ha tenido pesadillas...
Una unidad de grandes quemados es una unidad muy cerrada, sigue unas normas de esterilidad muy estrictas ya que las consecuencias de infección pueden ser letales para estos pacientes. Esto conlleva que los familiares no puedan estar con su pariente hospitalizado todo el tiempo que él desearía. El régimen de visita es de 16 a 21 horas. Anteriormente era todavía mucho más restringido, pero desde hace seis años las visitas se han liberalizado un poco más y se han hecho los horarios más flexibles.
Se ha comprobado que los beneficios de estar acompañado son en muchos casos superiores al riesgo de infección. Comenta la psicóloga que lo más duro para los pacientes es no poder estar rodeados de su gente, y este es uno de los factores por el que la hospitalización se hace más difícil.