La gripe A o Influenza ha generado un clima de inquietud y de
intranquilidad al conjunto de la
sociedad, debido al impacto
mediático que los medios de comunicación y los organismos internacionales
han dado a esta pandemia. Tema sobre el cual parece ser que existen y
circulan diferentes versiones.
Resulta curioso cómo han creado una situación de miedo generalizado a algo
desconocido de la que nos tienen
que proteger. Y, esta protección, parece que da derecho a todo tipo de actuaciones que afectan a las
condiciones laborales de los y las
trabajadoras y la vida cotidiana de las personas. Teniendo en cuenta los datos publicados de la pandemia gripal en el hemisferio sur (Chile,
Argentina, Australia y Nueva Zelanda),
donde se puede ver cómo el impacto ha sido menos importante de lo que se temía, es justificable la alarma social creada?
Lo que sí es más evidente
Lo que
si es más evidente es que esta hipotética pandemia, que dicen que nos amenaza, está dejando en un segundo plano otros problemas sociales, laborales o
económicos más graves y que están quedando mediáticamente desplazados por este
miedo, justificada o no, al virus H1N1. También creemos que la política de
fabricación y compra de antivíricos (de los que no está claro su uso) y vacunas
(la eficacia y la inocuidad de la que no es segura) no es adecuada a la situación real de la pandemia. Por lo
tanto, analizando la situación, podemos suponer y denunciar los intereses
económicos que algunas empresas farmacéuticas tienen detrás con la connivencia
de importantes organismos y ciertos gobiernos de varios países.
Consideramos
indispensable reivindicar el carácter voluntario de la vacuna sin
condicionantes ni económicos, ni laborales. Además, los laboratorios han asumir la responsabilidad de las consecuencias de los efectos secundarios que
se puedan producir y el Estado debe ser subsidiario en todas las casuísticas. Las autoridades laborales y sanitarias han establecido una serie de
recomendaciones, por disminuir el posible impacto de la pandemia de gripe A.
Entre
otros está la elaboración de planes de actuación a las empresas queaseguren el
funcionamiento y su operatividad, así como la de los servicios esenciales para
la sociedad y el establecimiento de las medidas necesarias que permitan
garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores / as.
Para la elaboración de estos planes de actuación se debe tener en cuenta que todo lo relacionado con cuestiones laborales que afecte a los derechos de los trabajadores / as (condiciones de trabajo, derechos de consulta y participación, información, etc.), debe respetar lo que dicen las normas laborales de aplicación.
Para la elaboración de estos planes de actuación se debe tener en cuenta que todo lo relacionado con cuestiones laborales que afecte a los derechos de los trabajadores / as (condiciones de trabajo, derechos de consulta y participación, información, etc.), debe respetar lo que dicen las normas laborales de aplicación.
Por lo tanto,
debe poder ser negociado para garantizar aspectos claves como son la
participación real de los órganos de representación (comités de empresa,
secciones sindicales, delegados de personal y juntas de personal) y de consulta
y participación de los trabajadores (delegados de prevención y comités de
seguridad y salud), así como los Servicios de Prevención como órganos técnicos
especializados.
Sabemos
que una cuestión básica debe ser la información y la formación a los
trabajadores en aspectos como: los conocimientos actuales y formas de
propagación de la gripe, medidas de protección y de higiene personal, o
indicaciones sobre acciones a tomar ante la presencia de síntomas de la
enfermedad. Estas recomendaciones deberían ser lo suficientemente cuidadosas para
no crear más miedo y más confusión entre las personas. Es necesario que sean
viables y factibles teniendo en cuenta los puestos de trabajo. Hay que tener
claro que, de momento, la evolución de la enfermedad no justifica medidas de prevención que paralicen la actividad
laboral y social del país.
Cabe recordar que las medidas realmente eficaces son las mismas que para la
gripe estacional (lavarse las manos frecuentemente, no toser o estornudar en la
cara del otro-es recomendable hacerlo sobre la manga o sobre un pañuelo de
papel-, que la persona enferma no vaya a trabajar hasta que esté curada por no
contagiar a nadie igual que con una gripe estacional.
En
cambio no sirve de nada que las personas no afectadas se queden en casa). Son medidas fáciles de cumplir y que no alteran el
funcionamiento normal de la gente. Eso sí, requieren que las empresas y las
administraciones no fuercen a las sus políticas de productividad a ir a
trabajar a las personas que tienen fiebre y están enfermas. Es necesario que,
si tal como se recomienda, las personas deben estar en casa cuando tiene los síntomas compatibles con la gripe, no deben salir perjudicadas, ni en su vertiente laboral, ni en su aspecto económico.