Cuando
se estudian enfermedades crónicas hay un acuerdo general respecto a que los trastornos
depresivos son los que aparecen con más frecuencia y además su prevalencia es
mayor entre estos pacientes que entre la población general.
Estos
datos se mantienen en el caso de la diabetes, pero en muchos estudios se pone en
evidencia la dificultad que existe entre diagnosticar los síntomas de depresión
y los síntomas de la diabetes como pérdida de peso, cansancio, hipersomnia, etc.
No hay estudios que confirmen que la prevalencia de depresión sea mayor en
pacientes con diabetes que entre los pacientes que padecen otras enfermedades
crónicas.
Sin
embargo, sí se evidencia que cuando aparece un trastorno depresivo en una persona
con diabetes, empeora el control de la glicemia. Las variables de personalidad
que se han identificado como relevantes varían mucho en función del marco teórico del que se trate. Así pues autores que se han basado
en el modelo de la personalidad de Eysenck (Gordon, Fisher y cols., 1993) (7),
indican una correlación positiva entre las puntuaciones de neuroticismo y los
niveles de hemoglobina glicosilada, aunque no está muy claro el mecanismo que
explique esta relación.
Otros
grupos como los de Lustman, Bradley y McGuill (1995) (8), utilizaron el modelo
tridimensional de personalidad de Cloninger para verificar si las personas con
diabetes con características extremas de la personalidad tendrían un peor
control metabólico. Van a observar que, las características de alta dependencia
de la recompensa y alta evitación del daño, guardaban una relación
significativa con los peores controles glicémicos. En el caso concreto de la diabetes, la presencia de estas características dificulta notablemente el establecimiento de una buena relación sanitario-paciente y el
seguimiento continuado de las pautas de tratamiento.
Finalmente, Orlandini y Pastore (1995) (9), han evaluado la relación entre el control glicémico y las alteraciones de la personalidad basadas en los trastornos del eje II del DSMIII- R.
Finalmente, Orlandini y Pastore (1995) (9), han evaluado la relación entre el control glicémico y las alteraciones de la personalidad basadas en los trastornos del eje II del DSMIII- R.
Se ha
observado que, las características que predicen peores niveles de hemoglobina glicosilada
son: inestabilidad emocional, baja autoestima, relaciones basadas en la dependencia,
facilidad para el descontrol de impulsos y dificultades para tolerar la frustración.
El proceso de adaptación a la enfermedad es difícil ya que supone la
interacción entre la psicología individual del paciente, el entorno social y el
entorno familiar. Las variables psicológicas de mayor relevancia en el proceso
de adaptación a la diabetes son:
- Las atribuciones del paciente sobre la enfermedad,
- Las atribuciones del paciente sobre la enfermedad,
- El
nivel de ansiedad o depresión asociado a la enfermedad
- La
estrategias de afrontamiento del sujeto.