Sufrir otras alteraciones psicologicas y depresion en niños

Muchas veces el estado depresivo no se presenta solo, sino que se acompaña de otros trastornos. La depresión puede ser primaria o secundaria a este otro trastorno. Además, sufrir un trastorno psicopatológico, aumenta el riesgo a presentar más a lo largo de la vida. Mayoritariamente la depresión se ha relacionado, en esta edad con los trastornos de conducta.
 
Generalmente se demuestra una relación a corto o largo plazo entre los trastornos de conducta y los trastornos emocionales. Teti y Gelfand (1997) observan esta relación y dan un énfasis especial en la vinculación madre-hijo ya la vivencia de eventos estresantes a la hora de generar y potenciar estos trastornos. (Teti y Gelfand, 1997; Campbell, Breux, Ewing, Jzmauski, 1986; Campbell, Breux, Ewing, Jzmauski, 1986).
 
En un estudio con niños de 8-13 años, un 16% de niños con trastornos de conducta tenían comorbilidad con la depresión. (Kovacs, Paulauskas, Gatsonis, Richards, 1988). En este caso, sin especificar la relación entre el tipo de depresión y el trastorno de conducta relacionado. Se observó también que en una tercera parte de los niños con comorbilidad, el trastorno de conducta era primario y en la mayoría se mantenía después de remitir la depresión (Kovacs M et al, 1988).
 
Cole, Fox, Zahn-Waxter, Usher y Welsh (1996) encontraron una elevada comorbilidad entre los trastornos de conducta con la depresión y la ansiedad. Fisiológicamente se observó que el niño inexpresivo no comunica facialmente las emociones, tiene un tono  bajo, el latido del corazón es muy estable y la piel tiene baja conductancia. Estos niños interiorizan el estrés y tienen alto riesgo a desarrollar trastornos depresivos o ansiosos. Los mismos autores encuentran una relación entre la inexpresividad y la alta puntuación en depresión tanto en el cuestionario dirigido a la madre como en el dirigido al propio niño. (Cole et al, 1996).
 
La relación con otros trastornos no siempre se da de forma inmediata. Caspio, Moffit, Newman y Silva (1996) encuentran una relación entre el estilo conductual a los 3 años y la aparición de ciertos problemas psiquiátricos a los 21 años como el abuso de alcohol y la conducta violenta. No se ha relacionado en cambio con el riesgo a desarrollar trastornos de ansiedad.
 
Además la correlación entre los trastornos agrava en función del entorno. Cuando se habla de problemas de conducta en preescolares, hay correlaciones significativas entre estos trastornos y la sintomatología depresiva de la madre y los conflictos en la relación madre-hijos. (Leabeater, Bishop, Raver, 1996).
 
En niños preescolares con problemas más observables externamente o con dificultades de relación con los compañeros, tienen un alto riesgo a desarrollar posteriormente alteraciones emocionales, trastornos de conducta, rechazo de los compañeros, delincuencia y problemas en la escuela. Estos problemas de adaptación agravan en función del estatus socioeconómico, de vivir en una familiamonoparental, del bajo nivel de estudios de los padres y de la baja capacidad intelectual del niño. (Evitar et al, 1994).
 
Por otra parte, el hecho de padecer problemas internalizados en edad preescolar predice un funcionamiento escolar pobre. Cuando un niño presenta retraimiento social, es muy probable que exprese más quejas somáticas, ansiedad, depresión, dificultad de relación social, y tenga dificultades de razonamiento, problemas de atención y conducta agresiva. (Shaw, Keenan, Vondra, Delliquadri et al. 1997; Stang et al, 1996).

Se presenta pues una continuidad entre los problemas de conducta y las alteraciones emocionales desde la infancia hasta la edad adulta. Presentar ansiedad o depresión en la primera infancia predice un riesgo elevado de padecerlo en la edad adolescente. Por otra parte se ha observado una relación entre presentar trastornos del lenguaje y sufrir algún trastorno psicológico. (Cohen, Barwick, Horodezky, Isaacson, 1996). Mayoritariamente la relación se encuentra con los problemas externalizados y el bajo rendimiento escolar. (Cohen et al, 1996). No obstante se ha encontrado también una relación entre presentar alteraciones de lenguaje y sintomatología depresiva (Araneda, 1997).
 
FUENTE:
ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO DE LA DEPRESIÓN MAYOR EN NIÑOS DE 3-6 AÑOS. Ester Plan y Colomer. 2003