Quimioterapia y cancer de colon


Consiste en eliminar, utilizando una gran variedad de fármacos, las células cancerosas con el objetivo de reducir o erradicar la enfermedad. El problema es que los fármacos no sólo actúan sobre las células malignas sino que también sobre las sanas y entonces puede originarse una serie de efectos secundarios, de manera provisional y más o menos intensa. Estos efectos dependen de la persona y también varían en función de los fármacos administrados. Los más comunes son: pérdida parcial o total de pelo y cabello, debilitamiento de las uñas, náuseas, vómitos, diarreas, llagas o pequeñas úlceras en la boca, alteración de la regla durante los meses de tratamiento, fatiga, sensibilidad de la piel al sol y disminución los glóbulos blancos en la sangre. Estas zonas quedan más afectadas porque son tejidos que normalmente se dividen y crecen rápidamente.

También pueden tener lugar una alteración transitoria del sentido del gusto y un aumento de sensibilidad a ciertos olores. La mayoría de estos efectos se pueden controlar mediante medicación complementaria y son transitorios para las células normales se recuperan cuando se acaba el tratamiento. La administración de la quimioterapia no es indicada en todos los casos sino que depende de determinados aspectos: los más importantes son el estadio tumoral y el estado general del paciente. En función de estos factores, el oncólogo decide si se debe aplicar el tratamiento o no, y también si tiene una finalidad curativa y entonces complementa a la cirugía, o paliativa para atenuar los síntomas, retrasar las complicaciones y así mejorar la calidad de vida del paciente.

Antes de comenzar el tratamiento se realizan análisis de sangre y de orina. En ellos se comprueba que los niveles de eritrocitos y leucocitos sean normales así como el correcto funcionamiento de los riñones, ya que dependen las dosis de fármacos que se han de administrar.

En general, no es necesario ingresar sino que se realiza en el hospital de día, vía intravenosa. A veces se puede llevar a cabo vía intramuscular, subcutánea u oral. Administra de forma cíclica, alternando periodos de tratamiento con periodos de descanso. Antes de cada ciclo se hacen análisis para verificar que los fármacos no están perjudicando los riñones.

Hay dos maneras de inyectar los medicamentos vía intravenosa: se pueden inyectar diluyendo en un gran volumen de líquido y administrarlos mediante un goteo en una vena del brazo. O también se puede administrar por vía de un catéter que se inserta en una vena torácica mediante anestesia general o local. El suministro de la quimioterapia suele durar desde media hora hasta algunas horas.

En algunos casos, se utilizarán bombas dosificadoras para administrar los fármacos. Estas bombas proporcionan una cantidad determinada de medicamento por unidad de tiempo. Este tipo de suministro muy a menudo necesita un ingreso hospitalario.

Tomado de Viridiana Philibert. El tratamiento del cáncer de colon