La
fiebre tifoidea se puede transmitir por contagio directo (vía fecal-oral) entre
una persona excretora y otra susceptible o, por contagio indirecto, por ingesta
de agua o alimentos contaminados, especialmente leche, verduras y marisco.
El
período de incubación oscila entre 1 y 3 semanas. La transmisibilidad de la
enfermedad persiste mientras el bacilo aparezca en las heces, generalmente, desde
la primera semana hasta el final de la convalecencia. Alrededor de un 4-5% de
los pacientes continúan eliminando microorganismos 3 meses después de la
desaparición de los síntomas y, entre un 1 y un 3%, se convierten en portadores
permanentes.
Articulo
traducido del Departamento de salud de Cataluña