Cuando el parto evoluciona con normalidad
no se ha de administrar oxitocina ya que, como toda medicación, tiene sus riesgos.
La estimulación del parto mediante la administración de oxitocina está indicada
sólo cuando la dinámica uterina es insuficiente para asegurar el progreso de la dilatación y el
descenso de la presentación.
Si se decide la administración de
oxitocina, se hará siempre por vía endovenosa y en perfusión continua, de
manera que pueda ser suspendida de forma inmediata en cualquier momento. Las
dosis deben ser las mínimas suficientes para conseguir el efecto deseado sin provocar hiperdinàmia.
Se recomienda utilizar la bomba de perfusión, en caso contrario, es necesario un
control continuado del ritmo de perfusión, para evitar que los cambios de posición produzcan cambios en el ritmo de administración.