• Diabetes
Mellitus tipo II.
• Hipertensión
arterial.
• Dislipemias,
hipertrigliceremia.
•
Aumento de colesterol LDL (colesterol malo).
•
Disminución del colesterol HDL (colesterol bueno).
• Cardiopatía
isquémica.
•
Alteraciones osteoarticulares.
• Insuficiencia
venosa en extremidades inferiores.
•
Accidentes cerebrovasculares.
• Hiperuricemia
y gota.
•
Enfermedades digestivas (hernia de hiato, litiasis biliar).
• Apneas
del sueño.
•
Trastornos psicológicos.
• Afecciones
cutáneas.
• Tumores
malignos: colon, recto, próstata, ovarios, endometrio, mama y vesícula biliar.
• Elevada
presión sanguínea.
• Exceso
de colesterol.
• Piedras
en la vesícula biliar.
•
Riesgo de desarrollar cáncer.
• Embolia.
• Falta
de aliento.
• Dolores
de espalda.
• osteoartrosis.
•
Problemas dermatológicos.
• Varices.