La
diabetes es un trastorno general del metabolismo que se manifiesta por una elevación anormal de los niveles de glucosa en la sangre. Esta anomalía puede
deberse a una producción insuficiente de insulina o bien a un mal
aprovechamiento de esta hormona por parte del organismo. Hay dos tipos
principales de diabetes:
La
diabetes tipo 1 se conoce también como diabetes juvenil, ya que suele presentarse en personas de menos de 30 años. Se caracteriza por una destrucción
progresiva de las células productoras de insulina-células beta del páncreas-que
hace necesaria la administración inmediata de insulina para normalizar los
niveles de glucosa en la sangre. Por este motivo también se llama diabetes
insulinodependiente.
La
diabetes tipo 1 puede aparecer en personas de más de 30 años, aunque en estos casos la presentación de los signos suele ser más lenta y la necesidad de administrar insulina no es tan perentoria. Es la diabetes tipo I de aparición
tardía.
Por lo
tanto, actualmente no se puede continuar pensando en la DM1 como una enfermedad
exclusivamente infantil o juvenil. En general, a partir de esta edad los
síntomas típicos van apareciendo con más lentitud y es menos frecuente que
personas afectadas presenten cantidades importantes de acetona en la orina o en
la sangre. Esta evolución nos indica que, cuando la DM1 aparece en personas
adultas, probablemente la destrucción de las células beta del páncreas es más
pausada y de menor magnitud.
Algunas
enfermedades como la fibrosis quística pueden evolucionar también hacia la
diabetes tipo 1, por destrucción de las células beta del páncreas. Este tipo de
diabetes es de lenta instauración y las personas afectadas se benefician mucho
del tratamiento con insulina.
Suele
presentarse a la edad adulta. En este caso se mantiene la capacidad de la célula
beta de producir insulina, pero esta capacidad no resulta suficientemente
efectiva. Al principio, se puede controlar con una alimentación adecuada,
ejercicio y medicación por vía oral. Con los años puede que también sea
necesario administrarse insulina.
Cabe
señalar que algunos jóvenes pueden presentar una forma diferente de diabetes tipo
2, conocida como la diabetes tipo Mody. Se caracteriza por una fuerte carga hereditaria
(varios miembros de la familia suelen tener diabetes tipo 2) y por valores elevados
de glucosa en la sangre que, normalmente, se pueden controlar con una alimentación
adecuada, con ejercicio físico y sin insulina o con una dosis muy pequeña.
En los
países occidentales, la DM1 se considera la segunda enfermedad crónica más frecuente
en la infancia y la adolescencia después del asma. El riesgo de convertirse en
diabético tipo 1 varía mucho de un país a otro. Los países escandinavos tienen
la incidencia más alta del mundo. En cambio, en China y en Japón la incidencia
es muy baja.
Cuando
se produce la aparición de una diabetes tipo 1 en un niño, adolescente o adulto
joven, los familiares habitualmente se plantean una serie de preguntas que los inquietan,
como: será aconsejable que no tenga hijos?; transmitirá la diabetes a sus
descendientes?, si tengo otro hijo, también será diabético?; sus hermanos pueden
presentar una diabetes?
La DM1
no es hereditaria, pero se puede nacer con la predisposición a volverse
diabético. En esta predisposición intervienen distintos genes, los más importantes son los que están localizados en la región denominada HLA en el cromosoma 6.
diabético. En esta predisposición intervienen distintos genes, los más importantes son los que están localizados en la región denominada HLA en el cromosoma 6.
Los
factores externos, ambientales, son muy importantes, como se ha podido
comprobar en determinadas etnias cuando han emigrado. Por ejemplo, la diabetes
es más frecuente entre los japoneses que han emigrado a Estados Unidos que
entre los que se han quedado en Japón.
Sólo el
15% de los niños o adolescentes diabéticos tipo 1 tienen algún antecedente familiar-padres
o hermanos-con diabetes. El riesgo que presenta un diabético tipo 1 de tener un
hijo que sea diabético es bajo. Todavía no se conocen las causas de la diabetes tipo 1, pero se sabe que no está relacionada con el hecho de haber comido mucho azúcar.
Por otra parte, es necesario que la persona afectada y la familia entiendan que la diabetes no es consecuencia de errores en el comportamiento, por lo que no tiene sentido buscar culpables de la aparición de la enfermedad.
Por otra parte, es necesario que la persona afectada y la familia entiendan que la diabetes no es consecuencia de errores en el comportamiento, por lo que no tiene sentido buscar culpables de la aparición de la enfermedad.
Si bien
la opinión más extendida es que un 65% de casos de la diabetes tipo 1 son debidos
a factores ambientales, no hereditarios, ninguno de los factores que hasta
ahora han sido estudiados no se ha podido demostrar que sea el agente causante
definitivo.
En la
mayoría de los casos de DM1, la destrucción de las células beta se produce porque
el sistema de defensa del organismo no las reconoce como propias y las destruye
(autoinmunidad). Normalmente ocurre en personas que tienen una cierta
predisposición genética y presentan en la sangre una serie de sustancias (Anticuerpos)
que permiten reconocer esta predisposición. La evidencia de este hecho apoya la
justificada esperanza de prevenir la aparición de la DM1, en conocer su
predisposición y el posible tratamiento.
Se
considera que las células beta del páncreas comienzan a ser dañadas años
antes de que las personas presenten síntomas de la diabetes.
Cuando el 90% de las células están afectadas, se produce el inicio clínico de la
enfermedad.
antes de que las personas presenten síntomas de la diabetes.
Cuando el 90% de las células están afectadas, se produce el inicio clínico de la
enfermedad.