Mitos y verdades sobre el acné

¿El chocolate y alimentos con alto contenido en grasa provocan acné?

El chocolate, los alimentos fritos, etc, no son la causa de la aparición del acné. Lo que se come no tiene que ver con la enfermedad, la enfermedad la provoca la bacteria Propionibacterium acnes y los factores relacionados con el acné. Una dieta equilibrada es importante, pero no contribuye necesariamente a la prevención ni la mejora del acné.

¿Gordura favorece la aparición de acné.?

Que una persona esté gorda no implica la aparición del acné, tiene las mismas probabilidades de padecer la enfermedad que una persona que esté delgada o siga una dieta equilibrada. Mucha gente piensa que, como los grandes del acné aparecen en las glándulas sebáceas, el hecho de estar gordo favorecerá una acumulación de grasa más elevada, pero no tiene una relación directa.

¿Tener la piel sucia empeora el acné?

La suciedad de la superficie de la piel no influye en la enfermedad. Sin  embargo, es bueno lavarse la cara de forma regular porque contribuye a retirar las células muertas de la piel. Pero lavárselas la más, al igual que abusar de los productos, puede resecar o irritar la piel y esto sí empeoraría el acné.

¿Masturbarse provoca acné.?

Está demostrado que la masturbación no influye en ningún aspecto a la enfermedad. Es un mito que existe desde hace muchos años y que se originó para asustar a la gente, ya que la masturbación se consideraba un pecado.

¿Tomar el sol reduce el acné.?

Cuando se toma el sol y la piel se broncea, el enrojecimiento causado por el acné se nota menos durante un breve periodo de tiempo. Pero en cuanto el bronceado desaparece, el acné sigue presente. Además, exponerse al sol sin la protección adecuada puede resecar, irritar y quemar la piel y esto puede agravar el acné.

¿Presionar un grano para extraerlo hace que el acné desaparezca?

Presionar hace que los gérmenes puedan penetrar más profundamente en la piel y esto provoca un empeoramiento del acné: aumenta el enrojecimiento, e incluso, puede provocar que enquisten las pústulas y, aparte, podrían quedar cicatrices para toda la vida.