El dolor se presenta como un síntoma humano
subjetivo, ya que sólo la persona que lo padece puede apreciar la intensidad y
calidad del dolor, esta características en muchas ocasiones, supone un problema
a la hora de evaluar la intensidad y el tratamiento a seguir por un profesional
sanitario.
Se ha de realizar una contextualización y definición
del dolor, para ello, se acude a La Asociación Internacional
para el Estudio del Dolor (IASP), que define el dolor como "una
experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con daño tisular
potencial o real, o descrita en términos de tal daño." , destacar la
definición de McCaffery, desarrollada en 1968, y que ha sido una guía para los
médicos, ", cualquiera que sea la persona que experimenta el
dolor que dice es, que existe cuando la persona dice que hace.", Como se
puede observar el dolor es un concepto difícil de definir, ya que no es
observable y varia en función del paciente. El dolor ha cobrado una gran
importancia en las últimas décadas debido a lo siguiente:
- Afecta a un gran número de personas, destacar los países desarrollados, cuya población cada vez tiene una media de edad más elevada, lo cual incide directamente en el número de personas afectadas por el dolor.
- Las sociedades giran en torno al mantenimiento y aumento de la calidad de vida, por tanto, el manejo efectivo del dolor es fundamental para asegurar la calidad de vida hasta la muerte del individuo.
El valor de un enfoque de equipo en manejo del
dolor está recibiendo un mayor reconocimiento, la complejidad de la asistencia
sanitaria requiere cada vez más profesionales de la salud colaborar eficazmente
en equipos interdisciplinarios para garantizar la eficacia y la fiabilidad de
la atención.
Epidemiología
del dolor a nivel mundial.
Como se ha mencionado en la introducción, el dolor
ha cobrado en las últimas décadas una gran importancia, esto se puede observar
en el informe de la Organización Mundial
de la Salud
(OMS) que emite todos los años. Según este informe una de cada cinco personas padecen dolor crónico de
moderado a grave, y una de cada tres no puede mantener un modo de vida
independiente debido a las dolencias.
Según
datos de la OMS
entre el 50% y 75% de quienes sufren dolor ven afectada su calidad de vida,
impidiendo el dolor realizar actividades caseras, conducir, caminar, practicar
relaciones sexuales o dormir. En este aspecto destacar la cita literal del
presidente de la Federación Europea
de la Asociación
Internacional para el Estudio del Dolor “El dolor crónico es
uno de los problemas de salud más subestimados en el mundo de hoy pese a que
tiene consecuencias serias en la calidad de vida de quienes lo padecen, y a que
supone una carga importante en los sistemas de salud del mundo occidental”, “La
mayoría de la gente que sufre dolor vive en países de ingresos bajos o medianos
donde cada día aumenta más la carga fiscal causada por enfermedades crónicas.
Al
revisar la literatura actual, se aprecia un acuerdo en considerar que el dolor
no se limita a un desorden físico, sino que forma parte de diferentes factores,
esta consideración ha provocado que en los últimos años el dolor se maneje a
través de los mecanismos que lo desencadenan y mantienen.
Al
analizar las cifras de dolor en los estudios poblacionales que a continuación
presentaremos, la mayoría de corte transversal, es muy importante definir el
tipo de dolor según su tiempo de evolución: agudo (0-2 semanas), subagudo (2
semanas – 3 meses) o crónico (mayor de 3 meses).
Es
importante señalar que la mayoría de los estudios se refieren a dolor crónico,
esto es debido, a que es uno de los que mayor impacto causa, en la imagen 1 se
puede observar como el dolor lumbar y de espalda es bastante frecuente,
teniendo un comportamiento similar en todos los estudios de diferentes países.
El estudio, realizado entre 1.010 personas en
España, reveló que los pacientes con
trastornos dolorosos de tipo leve o agudo recurren a la automedicación.
Para ello suelen adquirir analgésicos que pueden ser dispensados sin necesidad
de receta médica. Los datos obtenidos en la investigación indican que 2 de cada
3 usuarios de analgésicos los toman correctamente.
Como dato significativo, se comprobó que los
pacientes, al preguntárseles si utilizarían de nuevo un medicamento para
combatir el mismo dolor, el porcentaje de afirmaciones fue muy alto, pero
destacó especialmente en el caso de la aspirina, que obtuvo una respuesta
positiva del 95,6% de pacientes consultados para el estudio. Este porcentaje la
situó como el analgésico que ofrecía un mayor grado de satisfacción al paciente
con su utilización.