Habitos alimentarios y cancer

Entre los factores de riesgo ambientales implicados en la neoplasia colorrectal, el más importante es la dieta (Mason, 2002). Una baja ingesta de fibras y el consumo de carne roja y de grasas Omega-3 y Omega-6 de manera desequilibrada (Norat, 2002) puede contribuir a incrementar el riesgo de cáncer. Del mismo modo, el consumo de fruta, vegetales, calcio, ácido fólico, Vitamina B12 y Vitamina D nos ayudarían a prevenir el cáncer (Divisi, 2006).

Aproximadamente, entre un 30% y un 40% de todos los tipos de cáncer podrían prevenirse siguiendo una dieta y un estilo de vida saludable (Divisi, 2006; González, 2006). Se considera, de manera generalizada, que la pauta dietética asociada a la carcinogénesis está caracterizada por:
1) el bajo contenido en fibra vegetal no absorbible; 2) el alto contenido de hidratos de carbono refinados, y 3) el alto contenido en grasas (McCullough, 2004).

• Grasas: Se han realizado estudios donde se ha demostrado que en países que presentan una elevada ingesta de grasa la incidencia de cáncer de mama, colon y próstata es más elevada que en aquellos países que presentan una ingesta de grasas menor (Carroll, 1975; Armstrog, 1975). La ingesta de grasa incrementa el riesgo de CCR por la estimulación de la secreción mutagénica de ácidos biliares secundarios.

• Hidratos de Carbono: Los polisacáridos de la dieta incluyen almidones (pasta, pan ...), polisacáridos no almidones y azúcares. Los polisacáridos con un índice de glucemia alto están asociados a niveles elevados de glucosa e insulina en sangre. Si nos encontramos en situaciones de insulino-resistencia, podría verse incrementado el riesgo de cáncer (Pereira, 2002). Existe una cierta controversia en cómo los hidratos de carbono pueden influir en el riesgo de cáncer ya que hay estudios donde no se han encontrado evidencias de una relación entre elevada glucemia y cáncer (Terry, 2003) y otros donde si se ha encontrado esta relación (Higginbotham, 2004).

• Vegetales y Frutas: Contienen numerosas sustancias con actividad anticancerígena como el ácido fólico, los carotenoides, los flavonoides y las vitaminas (Steinmez, 1991). Los mecanismos anticancerígenos que pueden presentar son entre otros la alteración de los niveles hormonales (Adlercreutz, 2002), la modulación de la metilación del DNA (Duthie, 1999), y la prevención de la formación de aductos de ADN (Ames, 1995). Se debe mostrado, sin embargo, que las dietas con alto consumo de fruta o vegetales pueden reducir el riesgo de desarrollar determinados tipos de cáncer pero no de todos ellos (World Cancer Research Fund & American Institute for Cancer research, 1997). Además, aumentar la cantidad de frutas y vegetales en la dieta de pacientes con recurrencia no representa una reducción en el riesgo de adenomas colorrectales (Schatzkin, 2002).

• Vitaminas: Se ha descrito una asociación negativa entre el consumo de vitamina C y el riesgo de CCR (Stemmermman, 1990; Heilbrun, 1989). El consumo de vitamina A y de sus precursores dietéticos se asocia con una reducción del CCR (Birt, 1989). Esta vitamina A actuaría bloqueando la formación de radicales libres (Troll, 1991). Shibata y sus colaboradores (Shibatta, 1992) realizaron un estudio prospectivo donde encuentran que la disminución del riesgo de padecer CCR mediante suplementos de vitamina A y vitamina C sólo es estadísticamente significativa en mujeres.
Los antioxidantes como la vitamina C pueden reducir el riesgo de cáncer neutralizando los radicales libres que pueden causar daños en el ADN. Carotenoides y flavonoides también pueden tener actividad antioxidante (Yang, 2001). La vitamina E también ayuda en la prevención al riesgo de cáncer mediante la reducción de los radicales libres que pueden dañar el ADN y también ayuda actuando en través del sistema inmune. Las grasas y los aceites son la fuente principal de vitamina E (Institute of Medicine, 2002).

Por otro lado, poblaciones con elevada exposición a la luz ultravioleta (la vitamina D es sintetizada por la piel después de la exposición a este tipo de luz) presentan una disminución en el riesgo de cáncer de mama, próstata y colon (McCollough, 2004)

• Fibra Dietética: El papel de la fibra dietética en la carcinogénesis del colon fue propuesto por primera vez por Burkitt en 1969. La idea surgió de su observación clínica de que el CCR (y otras alteraciones) era una enfermedad rara en la población africana, las dietas de las cuales son ricas en alimentos no procesados (Burkitt, 1969). Posteriormente, diferentes estudios epidemiológicos han demostrado la existencia de una asociación entre ingesta de fibra y un menor riesgo de padecer CCR (West, 1989; Vogel, 1989).

La fibra se une a los ácidos biliares disminuyendo el tiempo de tránsito intestinal, aumentando el volumen de las heces y fermentando los ácidos grasos volátiles que actuarán como anticarcinógenos ya que, junto con la disminución del pH, podrán disminuir la conversión de ácidos biliares primarios en secundarios (Burkitt, 1971; Stephen, 1980; Shankar, 1991).

• Calcio: La ingesta de calcio puede influir en el riesgo de desarrollar un cáncer; todavía que tiene un doble papel: por un lado puede disminuir el riesgo de CCR (Platz, 1999) pero a la vez una ingesta elevada de calcio está asociada con el riesgo de desarrollar otros tipos de cáncer como es el caso del cáncer de próstata (Rodriguez, 2003).

La protección que nos da el calcio contra el CCR se hace mediante su unión con ácidos biliares secundarios y ácidos grasos ionizados del colon para formar jabones insolubles y así poder reducir los estímulos proliferativos de la mucosa del colon y reducir también la proliferación celular (Lamprecht, 2001). Existen numerosos estudios realizados en animales que demuestran que añadiendo un suplemento de calcio en la dieta llega a disminuir la incidencia de tumores en el colon (Pence, 1996; Vinas-Salas, 1998).

La mayor evidencia de este hecho en humanos la tenemos en dos estudios realizados en los años 1999 y 2000 (Baron, 1999; Bonithon-Kopp, 2000) donde, de manera independiente, se demuestra que en pacientes en los que se ha detectado la presencia de adenomas mediante la técnica de la colonoscopia, si se les añade un suplemento de calcio a su dieta, presentan menos probabilidad de desarrollar adenomas recurrentes en comparación con pacientes a los que se les administraba placebo (Miller, 2007).

• Ácido Fólico: El ácido fólico es esencial para todas aquellas reacciones que necesitan la transferencia de grupos metilo (Giovanucci, 2002). La deficiencia de este ácido podría incrementar el riesgo de carcinogénesis colorrectal a través de diferentes mecanismos (Kim, 2004), como por ejemplo, hipometilación del DNA y hipermetilación de zonas promotoras de DNA que afectaría a la expresión de genes supresores tumorales y la expresión de genes reparadores del ADN.
Una ingesta adecuada de ácido fólico protege contra el CCR (de Vogel, 2006) pero existen toda una serie de estudios que demuestran el doble papel que puede jugar el fólico ya que por un lado puede prevenir la carcinogénesis en tejido sano, pero a la vez puede estimular el crecimiento de tumores ya existentes (Ulrich, 2005).

Fuente: ESTUDIO DEL GEN Sonic Hedgehog (Shh) Y DE LOS GENES DE LA FAMILIA CEACAM durante la embriogénesis DEL COLON HUMANO Y SU IMPLICACIÓN EN EL DESARROLLO DEL CÁNCER COLORRECTAL, de Rosa Artells i Prats